Columnas

¿El desempleo limita el crecimiento?

No. ¡Por supuesto que no! ¿Qué tontería, verdad? Lo correcto es lo contrario: hay desempleo porque no hay crecimiento económico. Y no hay crecimiento económico por la cantidad de obstáculos legales (intervención estatal) que hay a la transformación de recursos en riqueza. Por culpa de la incertidumbre fiscal caracterizada por el aumento periódico de impuestos, y al permanente ataque a quienes poseen el capital necesario para lograr esa transformación: o sea, a la agresión constante de grupos de presión con el objetivo de ahuyentar la inversión. Violaciones que son permitidas por los gobernantes.

Esa es la conclusión a la cual llegaron varios burócratas supraestatales de la Sieca y funcionarios del Conare que trabajaron junto con gente del Icefi y de la Universidad Rafael Landívar. Los anteriores elaboraron el llamado “Quinto Informe del Estado de la Región, 2016”. Por cierto, los señores del Icefi son los creadores de la puñalada fiscal, tanto de la primera versión que no pasó durante el gobierno de la UNE, como de la segunda versión aprobada en el gobierno del Partido Patriota.

El paquetazo tributario elaborado por el Icefi es la principal causa de que muchos vivan en peores condiciones que antes y con pocas probabilidades de mejorar sus ingresos reales. Aún peor, son los cambios fiscales mencionados el motivo por el que tantos no lograron encontrar un trabajo productivo y permanente en los últimos años.

No obstante la evidente situación precaria en la que viven millones de guatemaltecos, Jimmy Morales y su equipo, apoyados por los nefastos señores del Icefi, decidieron preparar una nueva puñalada fiscal que propone aumentar varios de los gravámenes que ya existen, algunos inconstitucionales como el de las gasolinas, y crear nuevos tributos. Claro, no propusieron absolutamente nada en lo que respecta a eliminar la corrupción y reducir el enorme malgasto gubernamental, principalmente en la gigantesca, ineficiente e innecesaria, burocracia estatal.

Jimmy Morales se merece el apodo que le han puesto, El hombre en la Luna. Mientras, los guatemaltecos en lugar de progresar retrocedemos, los más pobres en nuestro país son considerados pobres crónicos, los que pueden invertir desconfían de los gobernantes y ven con recelo la crítica situación en la que vivimos (baja el índice de confianza, aumenta el desempleo y aumenta la violencia). ¿Quién va a ganar la batalla que recién empezó? ¿Nosotros, los que pagamos los caprichos de los gobernantes y sus amigos que pretenden disfrutar de lo que hemos ganado justamente? ¿O los corruptos que creen que ejercen el poder?