Deportes

Participar, no competir

La delegación guatemalteca fracasó en sus aspiraciones medallistas en los juegos de Río.

Las esperanzas puestas sobre varios de los 21 atletas clasificados a Río 2016, fueron eliminadas de tajo conforme iban transcurriendo las participaciones de los mismos deportistas.

Así fueron pasando uno a uno y ninguno cumplió con la expectativas, como ya es costumbre en competiciones internacionales, siempre se  retorna con la manos vacías.

Antes de las justas aún se mantenía la euforia de la medalla de plata conquistada por Érick Barrondo en Londres 2012, y por eso mismo se creyó que de Río vendría otra presea, sin llegar a aceptar nuestra cruda realidad, sencillamente no se está preparado para competir a ese nivel.

Es cierto, se comenta que el COG limita a los atletas en gastos para competencias o campamentos internacionales, pero también se debe aceptar que para el ciclo olímpico Río 2016 los deportistas gozaron como ninguna otra delegación, su preparación casi siempre la realizaron fuera de nuestras fronteras, y los resultados fueron los mismos, fracaso. 

Sobre el caso de Barrondo, quien hasta después de su competencia dio a conocer que desde abril se encontraba lesionado cabe preguntarle; ¿Por qué viajo a Río cuando él mismo sabía que sus capacidades nunca podrían estar al cien por ciento, o por qué no dar a conocer quién lo presionó?, el problema ahora es que toda culpa cae sobre sus hombros y nadie dará la cara en aceptar culpa alguna.

La cruda realidad es que nuestros atletas pueden participar en justas de esta envergadura, participar… no competir, la preparación y físico de deportistas de otras latitudes es muy superior, en pocas letras, son muy superiores.

Al final, culpables del retroceso, por la medalla de Londres, son los mismos atletas, entrenadores y dirigentes del COG.

La XXXI edición de los Juegos Olímpicos finalizó siendo decepcionante para la delegación guatemalteca que participó en Río de Janeiro. La participación de los atletas guatemaltecos no estuvo a la altura de las expectativas creadas antes del inicio de la competencia olímpica.