Columnas

No sé

Son las siete de la noche, y pareciera que el cielo se está cayendo a pedazos. Se le va el pájaro a uno oyendo la lluvia y viendo los goterones contra la luz de la calle; es la hora del domingo que generalmente escojo para escribir mi columna. Se acumularon muchos temas a lo largo de la semana y no sé por dónde empezar. Para mí es de suma importancia dar a conocer la forma en que Gloria Porras se ha convertido en presidenta de facto de la Corte de Constitucionalidad, en la que los demás magistrados hacen lo que ella manda, bajo la amenaza de quedar sin visa. Pusilánimes. Porras ha llegado al colmo de pedir al Tribunal de Honor del Colegio de Abogados que castigue al licenciado Raúl Falla, un valioso y valiente colaborador de la Fundación Contra el Terrorismo, con una suspensión, esto debido a las acciones de amparo  promovidas por Raúl, cuando la única sanción posible es una multa. Son infinitas las veces que un abogado puede promover ante la CC acciones de esa naturaleza. Vaya abusiva. Tal vez tiene algo que ver que el licenciado Falla me auxilió en un antejuicio que planteé contra Gloria Porras por corrupta.

Pero está también el tema de Orlando López, el fiscal que hasta el momento de redactar esta columna continúa sin ser capturado. Todos recordamos cómo Rodrigo Banús, por pertenecer a una familia de empresarios, fue aprehendido por el MP en medio de un circo mediático al día siguiente de atropellar mortalmente a Juan Pablo Gularte. En cambio el fiscal de Derechos Humanos Orlando López, un reconocido cafre, después de dos meses, y a pesar de ser responsable confeso del homicidio del señor Leonel Aldana Pesquera al haberlo atropellado, sigue libre porque pertenece a la industria mafiosa de los derechos humanos.

No sé por dónde comenzar. Cada tema debería ser objeto de una sola columna; hay mucho de qué escribir. Está el asunto de la salud de Hillary Clinton, por ejemplo. Poco antes de sentarme a escribir vi un video en el que se le ve desfallecer antes de subir a su automóvil, arrastrada por miembros del Servicio Secreto. Varias agencias internacionales de noticias hablan de un precipitado relevo en la candidatura demócrata, lo que me importaría un pepino si no fuese un tema tan importante para Guatemala.

Pero lo de Ramón Cadena también es importante. ¡Ah tipejo! Como la querella penal que hace meses interpuse en su contra por varios delitos graves fue cambiada de la fiscalía de su compinche Orlando López a otra en donde no tiene amistades, entonces me culpa a mí del supuesto (auto) allanamiento de su casa. Y como esas cosas ya ningún  guatemalteco las cree, acude a la ingenuidad del embajador, en cuya residencia me cuentan que ahora habita.

¿Por dónde empezar? No sé. La lluvia arrecia de nuevo…