Editoriales

Las vías de comunicación para el desarrollo

Las carreteras son comúnmente utilizadas para el tránsito de vehículos y transporte de carga, para las exportaciones e importaciones que realiza nuestro país hacia sus principales socios comerciales. Es por ello de vital importancia su reconstrucción y mantenimiento para que se pueda llegar hacia los puertos de embarque y las fronteras de los países vecinos.

En Guatemala existen varias carreteras, en mal estado y en total abandono, sin que el ministerio a cargo de la infraestructura vial, reaccione y ejecute los debidos mantenimientos para poder reducir, en mínima parte, los costos de operación en el transporte terrestre por la destrucción acelerada de los mismos, debido a lo arruinado de las vías de acceso.

Si se considera que el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (Micivi) es adjudicatario de la mayor asignación del presupuesto general de la Nación, cómo puede ser posible que sea este mismo el que posee la mayor deuda flotante y dé origen a uno de los mayores nichos de corrupción. Casualmente, es en este ministerio en donde gobiernos van y gobiernos vienen, y no hay modo de que alguien pueda poner en orden las cuentas y aclare el uso y destino de los fondos asignados y aportados por los impuestos de los guatemaltecos.

En anteriores editoriales de Siglo.21 hemos hablado del realismo mágico, para describir la manera cómo la realidad rebasa a la imaginación y en este caso (Micivi), nadie entrega cuentas ni se hace responsable del despilfarro y la piñata, en la cual se ha convertido este ministerio.

Ojalá el gobierno pueda poner orden, pues lo único que necesita es voluntad política, disposición y un buen administrador de los recursos de todos los guatemaltecos, para que de esa manera pueda dar respuesta a las necesidades del transporte en las principales carreteras y vías de acceso a las diferentes cabeceras departamentales, municipales y caminos de entrada a las comunidades que lo necesitan para poder llegar a los diferentes centros de trabajo, desplazamiento de sus productos, y a los principales centros urbanos en donde interactúan por necesidades prioritarias como la salud, educación y comercio.

En la vida diaria de los habitantes de Guatemala ya es habitual escuchar de violencia, deterioro de la infraestructura vial, incremento de la delincuencia y todos los males sociales, por lo que, en buen chapín, esto se convierte en folclórico. Y para no perder la costumbre nos hemos hecho a la idea de que todos los males sociales que padecemos son parte íntegra de nuestra cultura, cuando hemos olvidado hasta los más mínimos valores de cordialidad, educación, moral y ética, que un día fueron parte global de la idiosincrasia chapina.

Redacción

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