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RIN… RIN… RIN… (Segunda parte y final)

Continúo con la exploración de en qué forma las Reservas Internacionales Netas (RIN) podrían apoyar la inversión en infraestructura y en el fortalecimiento de la competitividad del país.

Regresando a la excepción contemplada en el artículo 133 de la Constitución de la República, que se refiere a los casos de catástrofes o desastres nacionales, solo en la última década, la población guatemalteca ha sufrido en pérdidas de vidas humanas y materiales por los siguientes acontecimientos: tormenta Stan, la erupción del volcán de Pacaya; la tormenta Ágatha; la depresión tropical 12-E; el terremoto de noviembre de 2012, donde el departamento de San Marcos fue más afectado; y el más reciente, el deslizamiento en El Cambray II, municipio de Santa Catarina Pinula el año pasado, catástrofes que fácilmente podrían superar el millardo de dólares en pérdidas económicas.

Todos estos desastres naturales fueron atendidos, en su momento, con recursos del presupuesto ordinario de ingresos, y no con fuentes de financiamiento extraordinarias, como los préstamos de emergencia contemplados en el Artículo 133 de la Constitución. Aunque estos desastres naturales sucedieron en otros ejercicios fiscales, podría evaluarse la solicitud del Ejecutivo de un préstamo de emergencia al Banco Central, en calidad de reposición de los presupuestos ordinarios sacrificados para cubrir estas emergencias. ¡Por alguna razón está contemplada la excepción en el Artículo133 constitucional!

Naturalmente, estos préstamos extraordinarios son emisión inorgánica de dinero, y la preocupación válida es que impacte en la inflación y sobre el tipo de cambio, al haber más quetzales en circulación que los que la economía requiere y por la demanda de dólares que podría generarse. Pero lo anterior depende del monto del que estemos hablando. Por ejemplo, si se procediera a solicitar un préstamo de $500 millones, este monto equivaldría al 5.6% del nivel de reservas internacionales vigentes. Al 5 de octubre del presente año, el nivel de reservas internacionales ascendían a los ¡$.8.9 mil millones!, por lo que una emisión de Bonos del Banco de Guatemala por $.500 millones, y con el nivel de Reserva Internacionales Netas (RIN) más alto de nuestra historia, no debiera esta alternativa anticiparse como una amenaza inminente a la estabilidad de precios.

Este flujo de extraordinario de recursos, por otro lado, liberaría recursos urgentes para atender la infraestructura económica del país, apoyaría la reactivación económica, y sobre todo, ampliaría las posibilidades de mayores contrataciones de mano de obra intensiva, como la que se requiere en los trabajos de infraestructura. De caminar en este sentido, el RIN… RIN… RIN… que el presidente tocó en su discurso del ENADE, estaría dando resultados positivos para la economía del país, y de paso, actualizando al Banguat en sus funciones formales con la promoción del pleno empleo.

Pero para la desfasada ortodoxia monetaria que se ha impuesto en el Banco Central desde hace más de dos décadas, esta propuesta no es más que un sacrilegio supremo. No tardará en salir el argumento recurrente -como un mantra- que de habilitar este mecanismo de financiamiento, sería nefasto para la estabilidad económica porque se volvería un precedente sujeto a abusos en el futuro. Este argumento no es sostenible desde el momento que para habilitarlo se necesita de un engranaje político complicado, por el solo detalle de que se necesita en el proceso del voto de una mayoría calificada en el Congreso de la República, cosa nada fácil en estos días. Por otro lado, ¿desde cuándo las RIN se convirtieron en un tótem que tenemos que adorar eternamente, cuando el 82% de la población reclama estar agobiada económicamente, por los bajos ingresos y por el galopante desempleo?

http://www.s21.gt/2016/10/rin-rin-rin/

Por: Eduardo Weymann

Redacción

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