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Huyen de la violencia en Centroamérica

Los gobiernos de Centroamérica están alimentando una crisis de refugiados cada vez más intensa al no abordar la violencia desenfrenada y los altísimos índices de homicidio de El Salvador, Guatemala y Honduras, que están obligando a cientos de miles de personas a huir. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado ayer.

El papel de Honduras, Guatemala y El Salvador en la creciente crisis de refugiados explora la manera en que los tres países están eludiendo proteger a la gente frente a la violencia. También los responsabiliza de no establecer un plan integral de protección para las personas deportadas a las que países como México y Estados Unidos obligan a regresar a situaciones que amenazan su vida.

El Salvador, Guatemala y Honduras se han convertido prácticamente en zonas de guerra en las que las vidas parecen prescindibles y en las que millones de personas viven con el terror constante a lo que los miembros de las maras o las fuerzas de seguridad pública pueden hacerles a ella o a sus seres queridos. Estos millones de personas son ahora las protagonistas de una de las crisis de refugiados menos visibles del mundo”, dijo Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.Huyen de la violencia en Centroamérica

Sin asumir responsabilidad

“Aunque países como México y Estados Unidos están eludiendo por completo su responsabilidad de proteger a las personas refugiadas y solicitantes de asilo procedentes de Centroamérica, ya es hora de que las autoridades de El Salvador, Guatemala y Honduras reconozcan su papel en la crisis y tomen medidas para abordar los problemas que obligan a estas personas a abandonar sus hogares.”

“Millones de personas centroamericanas se encuentran en un callejón sin salida, víctimas de países que no cumplen con su responsabilidad de proporcionarles la protección internacional que necesitan, y de la falta absoluta de capacidad y de voluntad de sus propios gobiernos para mantenerlas a salvo del más trágico de los finales.”

Millones de personas centroamericanas se encuentran en un callejón sin salida, víctimas de países que no cumplen con su responsabilidad de proporcionarles la protección internacional que necesitan, y de la falta absoluta de capacidad y de voluntad de sus propios gobiernos para mantenerlas a salvo del más trágico de los finales.

Una violencia que bate récords

Los índices de homicidio en Guatemala y Honduras también se encuentran entre los más altos del mundo. La ONU ha clasificado a El Salvador como uno de los países más mortales del mundo fuera de una zona de guerra, con más de 108 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2015. En Honduras, el índice fue de 63,75 y en Guatemala de 34,99 por cada 100 mil habitantes.Huyen de la violencia en Centroamérica

Los jóvenes son los más afectados por la violencia: más de la mitad de las víctimas de homicidio en los tres países en 2015 era menor de 30 años. Los hombres jóvenes a menudo se unen a las maras, bajo coacción, mientras que las mujeres se ven obligadas a convertirse en novias de los miembros de las maras y suelen sufrir abusos sexuales

Los propietarios de comercios y los choferes de autobús son sometidos habitualmente a extorsión para hacerles pagar impuestos a las maras que controlan su zona. Quienes no cumplen las estrictas normas de conducta no escritas suelen convertirse en víctimas de abusos u homicidios.

Muchos niños y niñas de los tres países dijeron a Amnistía Internacional que habían abandonado la escuela por temor a los miembros de las maras, y ahora tenían que pasar todo el día en casa.

Sin protección

La implacable violencia ha provocado un repentino aumento de las solicitudes de asilo de ciudadanos y ciudadanas de Centroamérica en México, Estados Unidos y otros países, hasta alcanzar niveles que no se habían vuelto a ver desde que, hace décadas, terminaron los conflictos armados de la región. Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de solicitudes de asilo de personas procedentes de los 3 países se ha multiplicado por más de 6 en los últimos 5 años, especialmente en los países vecinos y en Estados Unidos.

Sin embargo, pese a los abrumadores indicios de que muchos solicitantes de asilo se enfrentan a violencia extrema y, posiblemente, a la muerte si no se les concede su solicitud, las deportaciones desde México, Estados Unidos y otros lugares se han incrementado. El número de personas de Guatemala, Honduras y El Salvador deportadas desde México aumentó casi un 180 por ciento entre 2010 y 2015.

Son entrevistados

El Salvador, Honduras y Guatemala han establecido centros oficiales de recepción para las personas deportadas. Estas personas tienen que someterse a una breve entrevista en la que un funcionario o funcionaria de migración les pregunta sobre los abusos que hayan podido sufrir durante el viaje. Rara vez se les pregunta por la viHuyen de la violencia en Centroaméricaolencia de la que huyeron en su propio país o sobre las necesidades de protección que puedan tener.

“Los programas de recepción para personas deportadas son una broma de mal gusto. Un edificio reluciente, una comida caliente y una pancarta de bienvenida no mantendrán a estas personas a salvo de los horrores que les aguardan en casa”, ha manifestado Salil Shetty. “En lugar de eso, lo que hace falta es una iniciativa eficaz en toda la región para invertir la ayuda internacional que reciben en abordar las causas que impulsan a tanta gente a huir desesperada de sus hogares.”

“A menos que los líderes centroamericanos aborden los alarmantes niveles de violencia en sus países, la región corre peligro de sumergirse de nuevo en sus épocas más sombrías. En lugar de negar tozudamente que la gente está huyendo de la violencia, quienes ocupan el poder deberían centrar sus esfuerzos en tratar de encontrar soluciones a ese problema.”

Redacción

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