Editoriales

El futuro de las niñas

El informe de Población de Naciones Unidas que se dio a conocer esta semana resalta la vulnerabilidad de la niñez en los países en desarrollo.  Quienes ostentan el poder en Guatemala deben sentar las bases para preparar a nuestra niñez para el futuro.

Los datos de 2016 reflejan que los niños en el país están creciendo en la pobreza, sin acceso a una alimentación que les permita nutrirse y  desarrollarse adecuadamente, que les permita y facilite su proceso  educativo y productivo.  La limitada oportunidad de lograr llevar una vida digna se está diluyendo en Guatemala para los miles de niños y niñas en esta nación.

A nivel mundial se destaca que hay 125 millones de niños de 10 años de edad, de esa cantidad,  60 millones son niñas; además se indica que están en desventaja al pasar de la adolescencia a la edad adulta. Se especifica que en América Latina y el Caribe hay aproximadamente 5.3 millones de pequeñas de 10 años.

A los 10 años, las pequeñas pueden emprender el camino de una educación formal que permita una vida exitosa. En cambio, en países  subdesarrollados como el nuestro, muchas niñas pueden ser vendidas, ser violadas y resultar embarazadas, tener hijos, además de ser  explotadas laboralmente o sexualmente.

El citado informe resalta que, ante estas situaciones,  es menos probable que las niñas completen la enseñanza de nivel secundario o universitario, y que es más probable que su salud física y mental sea inferior, por lo que les será más difícil encontrar un trabajo bien remunerado.

El Dr. Osotimehin, citado en el informe, indica que “en la medida en que invirtamos y apoyemos el desarrollo integral de las niñas de 10 años, tendremos una mejor perspectiva de lo que será nuestro mundo en  2030”.

Agrega que  “con el apoyo de la familia, su comunidad y su país, y el ejercicio pleno de sus derechos, una niña de 10 años puede impulsar cambios importantes que nos permitirán tener el futuro que todos queremos”.

Sin duda, es una reflexión que debe ser tomada en cuenta por los padres de familia, quienes son los responsables de sus hijos.  Asimismo, ser tomada en cuenta por las escuelas y colegios, los cuales deberían ser  formadores de valores y ejemplares guías de vida. También el entorno que rodea a los niños, con personas honorables en la comunidad, que también contribuyan a luchar por la consecución de objetivos en beneficio para las y los pequeños.

Sin olvidar a los grupos religiosos, que se organizan pero sin aportar verdaderos aspectos de cambio en la vida de las personas, mucho menos cambios en sus comunidades. No se puede obviar lo que puede hacer el Gobierno, tanto central como local de cada  municipio, aldea o caserío de cada departamento. Entre tantas cosas, el Estado se olvida de los niños, no solo en el aspecto educativo, sino en el referente a su bienestar familiar.

En Guatemala nos debe preocupar el futuro de las niñas de 10 años, quienes según el informe a nivel de América Latina no tienen resguardo y están expuestas por su inocencia a personas y redes peligrosas y criminales. Es tiempo aún para evitar que sean abusadas y que su futuro sea incierto, y así evitar que dañe además a una familia completa.

Redacción

Equipo de redacción