Las lágrimas de Orlando
Es tan pequeña la sala de audiencias del juzgado de instancia penal de Zacapa, que ayer, después de llenarse con una docena de personas, ya no cabía en ella ni siquiera una duda. El sindicado, el exfiscal Orlando López, quedó sentado apenas a poco más de un metro de mí; por eso, cuando durante su alocución ante la jueza comenzó a chillar, pude apreciar cómo se le llenaron de lágrimas los ojos.
Entonces recordé cómo ese cobarde estuvo frente al teniente coronel Carlos Carías, para quien consiguió sin una sola prueba una condena ilegal de 6 mil trescientos años, sin que Carías perdiera en ningún momento la compostura al momento de escuchar la sentencia. Y así podría seguir hablando de hombres que se han comportado como hombres ante las injusticias promovidas contra ellos por Orlando López, un delincuente relacionado con el jefe de una banda de sicarios a la que Iván Velásquez dice estar buscando porque asesinaron a varios periodistas en Mazatenango.
La Fundación Contra el Terrorismo aportó pruebas al respecto al MP, pero a pesar de ello, la Fiscalía de Asuntos Internos, por instrucciones de la secretaria general del MP, Mayra Véliz, solicitó a la jueza que López fuese beneficiado con arresto domiciliario. Vaya alacrán el que Thelma Aldana tiene metido en la blusa.
Y es que respeto y confío en la jefa del Ministerio Público, Thelma Aldana, por eso es que exijo que sea ella quien supervise el eficiente trabajo que hasta hoy ha llevado a cabo un pequeño grupo de mujeres fiscales, que destaparon una monstruosa red de corrupción a partir de una denuncia por estafa en contra de Mario Polanco, director del Grupo de Apoyo Mutuo. Ayer esas valientes mujeres allanaron la sede del Programa Nacional de Resarcimiento, en donde secuestraron archivos que revelarán la defraudación al Estado por muchos millones de quetzales por parte no solo de Polanco, pero también de otros supuestos defensores y defensoras de derechos humanos, y demostrarán que los juicios de la guerra no son más que un sucio negocio.
Debe ser la fiscal general, quien dirija las investigaciones, y no la CICIG, porque gente como Mario Polanco y otros personajes del mismo pelaje, como Helen Mack, son los asíduos de Iván Velásquez y el embajador Todd Robinson. Sin duda veremos varios interesantes lagrimones en los tribunales, en el futuro próximo.