Columnas

Otra vez estudiantes

Se movilizaron por medio de las redes sociales. Se unieron, salieron de la comodidad de sus clases y manifestaron ciudadanamente. Estudiantes de más de 80 universidades de Estados Unidos hicieron sentir su voz y su expresión hace pocos días. Su principal protesta es contra las posibles políticas y acciones que atenten contra la dignidad de los millones de migrantes en ese país.

En esas manifestaciones de estudiantes de universidades muy conocidas como Harvard, Yale, Standford, Columbia o NYU, se han alzado voces de indignación, rechazo y disposición a la acción por la amenaza, ya expresada categóricamente, de deportar a dos o tres millones de indocumentados. Pero no ha sido solo eso lo que ha generado esta reacción interesante y digna de las y los universitarios norteamericanos. También lanzan su voz contra el evidente interés de acentuar vergüenzas humanas como la supremacía blanca, el racismo, la intolerancia religiosa o la homofobia.

Otra vez los estudiantes recordándonos que las cosas no son necesariamente irreversibles o determinadas de manera absoluta. Otra vez los estudiantes para demostrarnos que ningún poder en el mundo, por muy millonario y por muy legal que sea su triunfo electoral, puede y debe considerar que las sociedades están a su servicio, o que existen para hacer con ellas lo que sea y quieran. Falta por ver qué va a ocurrir en Estados Unidos con el nuevo presidente. Falta ver cómo llevarán a la práctica su discurso y sus posturas conservadoras en todo sentido, en lo económico, en lo cultural y en lo social. Esas que tanto espacio ocuparon en campaña electoral.

No la tendrán fácil y eso precisamente los hace más peligrosos, porque han sido muy enfáticos y necesitarán demostrar que cumplen. Aunque después del resultado oficial, el lenguaje y las actitudes parecen haberse suavizado y vuelto más amables, eso no indica cambios en las visiones que ostenta el nuevo mandatario. Está claro que vienen tiempos complejos y de cuidado, no solo para Estados Unidos sino para el resto de la comunidad internacional. Los ciudadanos de ese país votaron por su propio país, como es en todas partes. Pero esa elección siempre va a tener que ver con los intereses de otras áreas del mundo, principalmente la latinoamericana.

También falta por ver qué harán o cómo sostendrán su actitud las y los estudiantes que se han atrevido estos días a lanzar su firme voz. Esperemos que sus estudios especializados no les quiten la posibilidad de estudiar la realidad del mundo y de su propio país, para que puedan descubrir que lo que hoy es una simple protesta debe convertirse en su proyecto político y académico, de cara a la responsabilidad que tienen -como todas y todos- frente a la vida del planeta. Esperemos que su espontaneidad de estos días se convierta en un interés profundo, serio y permanente por estudiar la realidad, la asignatura más importante de todas, y puedan con ello sostener su voz en contra del odio, la xenofobia y la intolerancia en todas sus formas.

Es hora, esta, de que las universidades de Estados Unidos contribuyan a construir una cultura política que no se limite o reduzca a los partidos políticos, sino que implique, más allá del simple acto de votar, a los hombres y mujeres de su país y del mundo. Y que sostengan esa voz y esos gestos dignos, porque allá y aquí, urge que la sociedad ponga atención a la voz de las y los estudiantes. Silenciada y negada en nuestro país, como ya sabemos.