Las mujeres fuertes

Por: Natalia de Biegler

Durante todo este tiempo en que he trabajado con mujeres -a veces como terapeuta, otras veces como doula o como compañera, he podido apreciar la dinámica peculiar que se genera entre nosotras cuando las condiciones afectivas son desfavorables y dejamos caer sobre las demás las maletas emocionales que cargamos. Por algo escuchamos con tanta frecuencia el cliché de la mujer problemática, envidiosa y chismosa, en un ambiente destructivo y hostil.

Pero no todos los grupos son así, y a veces tenemos la dicha de encontrarnos con mujeres que rompen el estereotipo. El ser humano es un ser social por naturaleza, y la socialización es un mecanismo que garantiza la supervivencia de la especie. En palabras de Darwin, es un proceso de selección natural, en el que solo los fuertes sobreviven.  Y para mí, en el mundo femenino, ¿quiénes son las fuertes? Las mujeres fuertes se sostienen entre sí; se empujan, se elevan unas a otras, van siempre hacia delante pero saben detenerse a descansar. Se dicen la verdad de frente pero con bondad, sin intenciones escondidas ni agendas solapadas. Las mujeres fuertes acompañan con respeto, hablan en voz alta de las cualidades ajenas y reconocen sus errores con humildad.

Son generosas con su tiempo, con sus sonrisas, con su gentileza y con su fuerza. Son guerreras de fuego, mujeres que se saben enteras, que luchan y aman y protegen a los suyos, que saben dar amor a los demás y que se quieren a sí mismas aún con sus fallas. Las mujeres fuertes son las que quiero cerca porque viven convencidas de que son importantes, de que  hacen su mejor esfuerzo desde su propia trinchera, con sudor en su frente, con batallas ganadas y batallas perdidas. Las mujeres fuertes no se destruyen unas a otras; se edifican e iluminan con sus manos, con sus ojos, con sus labios, y dejan un paso de flores bajo las plantas de sus pies.  Las mujeres fuertes son las que yo quiero dejar al mundo desde mi  trabajo, desde mi maternidad, desde mi casa, empezando a practicar conmigo misma, con mis hijas y, si tengo suerte, con quienes me leen y disfrutan lo que escribo.

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