Columnas

Lecciones de PISA 2016

La semana recién pasada se hicieron públicos los resultados obtenidos por las muestras de adolescentes de 15 años de 70 países en la prueba del denominado Programa para la evaluación internacional de alumnos, conocido como PISA, por sus siglas en inglés. El programa supone que los alumnos en esa edad están por concluir su educación obligatoria por lo que solo se evalúan los que están dentro del sistema escolar. Si inicialmente era una evaluación centrada en los países llamados ricos, es decir, con economías sólidas y con PIB relativamente elevado, al incorporarse todos los europeos y vecinos la prueba se ha ido ampliando a países más pobres, habiéndose realizado esta vez en 70 países, entre los que se cuentan nueve países del continente americano.

Ilustración Guille
I. GUILLE

La prueba no mide el aprendizaje escolarizado, pues en cada país la currícula puede ser diferente. La medición parte del concepto de literálici, acuñado ya internacionalmente por los evaluadores, y que vendría a significar la capacidad de los individuos para comprender, evaluar y usar las informaciones para adquirir y desarrollar nuevos conocimientos, en una ampliación de lo que al concepto de alfabetización se le ha dado en inglés y francés. De esa cuenta, la prueba mide esa capacidad de usar e interactuar con las informaciones de uso global, tanto en las ciencias naturales, en las matemáticas, como en la lectura en su propio idioma. Con ese telón de fondo, los resultados obtenidos por los grupos de estudiantes de cada país permite comparaciones entre regiones y entre las propias poblaciones, partiendo del supuesto que si bien no se están evaluando los sistemas escolares, mucho de lo que los estudiantes consigan dependerá de cómo esos sistemas están preparando a sus nuevas generaciones para enfrentar los retos del conocimiento en una era cada vez más globalizada.

Las mejores notas, en las tres áreas, esta vez fueron obtenidas por los adolescentes singapurenses, superando a los de Shanghái, quienes ahora fueron evaluados junto con todos los demás de la muestra de China, que no es representativa de todo el país sino de las ciudades más industriales. Al comparar solo a los países europeos, si bien Finlandia mantiene altos rendimientos, es interesante hacer notar que Estonia tuvo las mejores notas en ciencias -tercer lugar en el ranking mundial- tercero en habilidad lectora, en este caso debajo de los finlandeses e irlandeses -sextos a nivel mundial- y segundos en matemáticas –novenos a nivel mundial- solo por detrás de los chicos suizos. Sin embargo, es el caso portugués el que más importa, pues son el único país de su región que permanentemente ha conseguido superar sus propias notas, a un nivel de 30 puntos después de seis evaluaciones. Portugal no es uno de los países ricos de la región, sino uno de los más pobres, los maestros sufrieron bajas sustanciales en sus remuneraciones, pero es evidente que las nuevas generaciones de estudiantes han logrado adquirir cada vez más  mejores conocimientos de manera más generalizada. Lo que en otras sociedades son aprendizajes circunscritos a las élites, los maestros y la sociedad portuguesa han conseguido hacerlo para la inmensa mayoría de sus ciudadanos.

En lo que a América Latina se refiere, los nueve países evaluados no solo están en la parte baja de la tabla sino que sus puntuaciones caen por debajo de la media, lo que indica que, a pesar de algunos esfuerzos, la formación de sus nuevas generaciones es deficitaria. Chile es quien mejor se posiciona, siendo además el único país que ha mantenido un aumento en sus puntuaciones, las que si bien no muestran el ascenso de los portugueses, si permite decir que poco a poco los chilenos han mejorado y generalizado los aprendizajes. México, Brasil y Colombia, en cambio, muestran un peligroso estancamiento. Los guatemaltecos por nuestro lado, con la exclusión que en lugar de disminuir año con año aumenta en el ciclo básico y en la primaria, simplemente vemos pasar la evolución y desarrollo del mundo, sumiendo a las nuevas generaciones en un total abandono que solo la huida a Estados Unidos parece resolver. Pero nuestros gobernantes viajan y se alimentan con faustuosas viandas, mientras cada vez más niños no tienen siquiera aulas donde educarse.