Columnas

Basta de retroceder

Un pensador mexicano decía que en nuestrosilustración I. Guille países el pasado siempre estaba presente. ¿Será cierto que retrocedemos constantemente? Que no se avanza en la construcción de un tejido social solidario y vigoroso. Poco se analizan las causas que han dado origen a la actual situación.¿Cuándo fue Guatemala un país más habitable? La respuesta varía dependiendo de quién responde. Según la antigua generación terrateniente, racista y autoritaria, heredera de los privilegios del liberalismo criollo, durante el régimen de Ubico no había ladrones y había gran seguridad. Pero también hay testimonios que dan cuenta del terror del aparato represivo del ubiquismo, de la pobreza, el racismo y el odio del general a los escritores y a la cultura. Se tiende idealizar nuestro pasado autoritario. El país retrocede ideológica y moralmente.

Durante la llamada Primavera Democrática (1944-1954), Guatemala fue más habitable para las grandes masas campesinas y para los obreros y trabajadores. Reforma Agraria, creación de empleo y un cúmulo de conquistas culturales y sociales.Todo echado abajo en 1954. No se permitió construir un país capitalista moderno. Con el largo conflicto armado interno (1962-1996) el país se hizo menos habitable para los campesinos y en especial el sector indígena. Masacres, tierra arrasada, desaparecidos, ejecuciones extrajudiciales, refugiados internos y exiliados.Guatemala se tiñó de sangre y la pobreza se profundizó. Es el país que heredaron las actuales generaciones que no sobrepasan hoy los 30 años.

«Guatemala no es hoy un lugar habitable. La situación rural es socialmente desastrosa frágil frente a los embates de la naturaleza.»

Guatemala no es hoy un lugar habitable. La situación rural es socialmente desastrosa y frágil frente a los embates de la naturaleza. Las maras en las ciudades han crecido como un cáncer que azota a la juventud sin futuro. “La vida loca” los atrapa en una alienación inhumana y degenerativa. Mientras el narco manda y se da una ausencia de valores y de valor. En el siglo XXI hemos tenido gobiernos dentro del sistema de democracia representativa. Pero el período ha sido de más pobreza, violencia e inseguridad, extorsiones, corrupción y narcotráfico. La democracia no ha suministrado los satisfactores esperados y grandes sectores dela población, especialmente la golpeada clase media, se vuelve contestatariamente contra el gobierno de turno.

Valga repetir que la pobreza no surgió hace cuatro años. La inseguridad tampoco. La situación actual ha llevado a la desesperación y al fastidio de amplios sectores de estratos medios urbanos. Pero no podemos concluir en que no hay soluciones. En que no hay esperanza, solo en la entrada del infierno del Dante termina la esperanza. Guatemala merece avanzar a una situación mejor, de bienestar, de solidaridad, de justicia y seguridad. No hay nada que perder, solo las cadenas que nos atan al pasado, a la injusticia y a la impunidad. Es hora ahora de convergencias nacionales. El momento de las grandes coincidencias, es decir, el esfuerzo aunado y firme de todos los guatemaltecos que quieren cambiar para bien a su país.

Redacción

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