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Donde la realidad rebasa a la imaginación

En varios editoriales de Siglo.21 hemos explicado la forma cómo nuestro premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, desarrolló un estilo muy propio de escritura que lo caracterizó y lo llevó a la cumbre de la literatura hispanoamericana, conocido como el Realismo Mágico, cuyo principal componente es el dar a conocer la realidad de una manera fantástica con un lenguaje sencillo y asequible a todo estrato intelectual, económico o social, y también hemos hecho acopio de frases del otro premio Nobel latinoamericano como lo es Gabriel García Márquez, quien acuñó el término que dice: “Latinoamérica es el único lugar  del mundo en donde la realidad rebasa la imaginación”. Increíblemente, en este bello país llamado Guatemala, cada día se dan hechos increíbles que parecen mágicos o sacados de las historias más fantásticas contadas por los autores referidos, y en realidad estos hechos rebasan a la imaginación de cualquier novelista contemporáneo, pues para el colmo de los colmos, nuevamente nuestra autoridad policial se ve envuelta en crímenes tan atroces que nuestras leyes condenan hasta con la pena de muerte.

En el Código Penal de la legislación guatemalteca se encuentra el Artículo 201. “Plagio o Secuestro. A los autores materiales o intelectuales del delito de plagio o secuestro de una o más personas con el propósito de lograr rescate, canje de personas o la toma de cualquier decisión contraria a la voluntad del secuestrado o con cualquier otro propósito similar o igual, se les aplicará la pena de muerte y cuando esta no pueda ser impuesta, se aplicará prisión de 25 a 50 años. En este caso no se apreciará ninguna circunstancia atenuante. Parece increíble, pero lamentablemente no es la primera vez que miembros de la fuerza policial se ven envueltos en crímenes como el acaecido el día viernes 16, en donde fueron capturados infraganti 5 miembros, en activo, de la Policía Nacional Civil, y utilizando además un autopatrulla de la institución y, para no perder la costumbre, de alta en la Comisaría 13, la cual en varias oportunidades se ha encontrado imbuida en varios crímenes, que se encuentran muy en boga en Guatemala.

¿Hasta cuándo tendremos que aguantar los guatemaltecos? a este tipo de criminales uniformados que solamente dañan la ya por demás deteriorada imagen de la institución policíaca, si al día de hoy no podemos confiar nuestra seguridad a estos malos guatemaltecos, ¿que deberemos hacer en el futuro más cercano? Si nos damos cuenta que nuestras autoridades más que generar confianza, inspiran lo contrario. Es tiempo que los llamados a poner orden en este tipo de institución, se dediquen a autodepurarse de verdad, y cumplan realmente con el papel que les ha sido asignado, en vez de prestarse a la variopinta actividad delictiva que padece nuestra Guatemala. Cómo pueden atreverse a realizar operativos de capturas de criminales menores, si los verdaderos maestros y grandes capos, parecen estar dentro de la misma fuerza policial. Solamente hay una forma de reivindicarse, y es cumpliendo con su verdadero papel y estableciendo una verdadera fuerza de asuntos internos que no esté contaminada ni cooptada por las organizaciones delictivasque operan en este bello país.

Redacción

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