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A 20 años de la firma de los acuerdos de paz, entrevistamos al comandante Pancho

Pedro Palma LauEN EXCLUSIVA Durante los años de su permanencia en la montaña, al comandante guerrillero conocido como Pancho, le acompañó siempre en la mochila, un ejemplar del libro Ficciones, de Jorge Luis Borges. Junto con el ejemplar, su mochila está cargada con un grueso fajo de historias acumuladas durante su participación activa en la guerra, que gentilmente ha permitido a compartir con nosotros.

Entrevistamos a Pedro Pablo Palma Lau, el excomandante Pancho, quien al recibirnos en su residencia, nos invita a pasar a una sala sobriamente decorada. Luego de los saludos, iniciamos la entrevista, preguntándole acerca de las motivaciones que le empujaron a abrazar la lucha armada, a lo cual nos responde.

La motivación fue indudablemente, la extrema desigualdad social, la pobreza y la carencia de posibilidades y oportunidades de las grandes mayorías de Guatemala, Los gobiernos militares, de aquel entonces, concretamente de Carlos Manuel Arana Osorio, que reprimieron a los compañeros de colegios católicos de mi generación que iban a hacer acción social a las comunidades indígenas, fueron perseguidos, torturados, desaparecidos, entonces…, llegó un momento en que esta situación te empujó a irte a la montaña y tomar un fusil.

Mi formación filosófica y en ese entonces, espiritual, no era hacia la violencia. Yo más bien era un discípulo de John Lennon, ya decir de Gandhi es mucho. No me gustaba la violencia. Me gustaba mucho el rock y sus adherencias, en aquel entonces, yo era estudiante de arquitectura. Pero fueron esas dos cosas. la Injusticia social y la represión de los gobiernos militares como forma de manejar el Estado en Guatemala.

«No soy quien para aconsejar a los jóvenes, cometan sus propios errores y corríjanlos a su propio modo.»

¿Cómo impacto en usted esos primeros días de su accionar contrario a su formación orientada hacia la paz?

Allí tuvo un papel bastante determinante, mi hermano mayor, Édgar Palma Lau, (Chicho), que murió en combate. El comenzó a colaborar y a participar en las primeras FAR y posteriormente, retomó los contactos con Diego Tzoc, un antiguo combatiente de la resistencia de las FAR de finales de los 60 y a principios de los 70 y así fue como nos vinculamos al movimiento armado, empezamos haciendo pequeñas acciones y me mantuve en el frente urbano, hasta que en noviembre de 1979, me fui a la montaña.

¿Durante sus años de participación activa, cuál es la experiencia más dura que recuerda

La experiencia más dura que yo recuerdo, está relacionada con la muerte de mi hermano Édgar…, Cuando él cae en combate, aquí en la zona 7, la G2 no permitía que ni un solo amigo y familiar acompañara el cadáver de Édgar porque, entonces tenían la amenaza anunciada, de ser secuestrados, torturados y desaparecidos. El que Édgar fuera velado por la G2, fue una cuestión que me dolió y me sigue doliendo mucho.

¿Cuál fue la experiencia más satisfactoria que recuerda?

El haber compartido por tanto tiempo en la montaña con los compañeros mayas, principalmente, con los Tzutujiles de Santiago Atitlán a quienes considero compañeros entrañables, grandes camaradas y además de eso, muy valientes para el combate.

¿Cómo mantenían la moral en alto, a pesar de las circunstancias desfavorables, en términos numéricos y logísticos?
 ¿Por qué un guerrillero resiste tantas privaciones en la montaña?

Porque tiene conciencia política. Te lo respondo con dos palabras elementales y resalto en este caso lo elemental para contrastarlas con lo profundo de su concepto, conciencia política.

¿Y qué transformación sufre el combatiente?

Meterse a la guerrilla, y enfrentar con un ejército, a una oficialidad altamente experimentada, te hablo de inicios de los 80 porque ya habían derrotado a una guerrilla en la sierra de Las Minas. Los que eran coroneles a principio de los 80, jefes de bases militares, fueron tenientes y subtenientes que combatieron, en la sierra de Las Minas, a eso adicionamos al cuerpo élite de los kaibiles, sino también a los paracaidistas, Fue algo difícil porque éramos 2 o 3 citadinos y la mayor parte de los combatientes eran campesinos indígenas muy jóvenes y sin experiencia militar. Pero entonces, tuvimos la visión y la paciencia, antes que nada, de forjar la conciencia política.

Antes que tocar una pistola, de tocar un fusil o manejar un explosivo, el compañero debía tener conciencia racional de el porqué lo estaba haciendo. En esto había que conocer la realidad de Guatemala y los caminos de transformar esa situación, fueron momentos muy difíciles, yo no estaba acostumbrado a dormir a la intemperie, menos la de allá por las montañas próximas al Cerro Pecul, allá por Xela, donde había un frío intensísimo.

Y estaba muy triste. Pensaba en mi madre y en mi familia y me quedaba viendo la profundidad de la noche estrellada de noviembre, y pensaba carajo… si en ese momento, nos ataca el Ejército, nos acababan. Pero usando una táctica adecuada, poco a poco fuimos probando el sabor de la victoria militar, a pesar de la forma como lo hicimos y logramos llegar a ser una fuerza guerrillera temible.

¿Cómo se logra alcanzar ese nivel de conciencia política? ¿Existe la conciencia política en esta sociedad después de 20 años de finalizado un conflicto armado de 36 años?

No, creo que no. ni siquiera la gente más jodida de la sociedad en Guatemala, de las áreas marginales, sin trabajo no la tiene, porque terminan votando por la derecha y por personajes como los que ya sabemos.

Yo creo que es una de las grandes carencias, limitaciones del carácter bastante conservador y proclive a los políticos y partidos políticos de derecha lamentablemente del pueblo de Guatemala. Creo que no existe asomo de conciencia política ni hay un partido progresista de izquierda, lo que sea, que tenga dentro de sus planes de gobierno, comenzar desde cero el desarrollo de esta conciencia política. Y he visto en políticos que toman la bandera de ser una expresión progresista de izquierda con exposiciones bastante deplorables, repitiendo frases muy salidas de la derecha. Como por ejemplo, que el Estado no puede generar fuentes de trabajo, cuando es un principio que refleja el pensamiento de la derecha neoliberal.

¿Son legítimos los acuerdos de paz?

Definitivamente, son legítimos: Su legitimidad es incuestionable porque fueron producto de 36 años de guerra y fueron cimentados con más de 250 mil víctimas. Algo que viene aparejado a esta afirmación también se puede decir que en una guerra no hay ganadores ni perdedores, si hubiera existido un ganador,

¿para que se iban a firmar los acuerdos de paz? lo que se firma es la declaración de derrota de una de las fuerzas.
¿Fue legítima la guerra?

En la situación actual, con todo lo que ha ocurrido, resulta difícil legitimar una guerra. Si fue una guerra de 36 años que ocasionó 250 mil víctimas, quién puede cuestionar su carácter legítimo a pesar de un saldo tan doloroso y sangriento. Las guerrillas tenían legitimidad porque tenían apoyo popular y tenían toda la justificación política y social para ejercer esa guerra, en la medida en que los regímenes militares no abrían otra posibilidad legal o electoral para el cambio en Guatemala.

¿Y cuál sería, de haberlo, el saldo positivo del enfrentamiento?

Creo que el despertar del pueblo maya en la reivindicación de sus derechos históricos, en su sentimiento de una sola comunidad étnica y el hacer la defensa de sus derechos y de sus territorios.

Y yo espero que un día logren formar una fuerza política, un verdadero partido político, auténticamente popular, porque los ladinos difícilmente vamos a tener una segunda oportunidad sobre la faz de la Tierra. Con los gobiernos ladinos que hemos tenido, hemos llegado a situaciones indecibles o carnavalescas. Una afirmación muy común dentro de determinados círculos privilegiados en Guatemala, que la firma de la paz solo ha servido para favoritismos para los guerrilleros y sentencias penales para los militares, lo cual no es cierto, los acuerdos de paz no contemplan condenas de cárcel para nadie. Esto se ha dado muchos años después de la Firma de la Paz, y se ha dado producto de investigaciones científicas y de testimonios fidedignos de personajes que estuvieron allí en el sitio y el lugar de las matanzas, pero eso no tiene ninguna vinculación directa con los acuerdos de paz,

Decir que favorecieron a la guerrilla, para condenar al Ejército, es una falacia. A mí estuvieron a punto de meterme 60 años de cárcel por lo del aguacate, lo que pasa es que no encontraron ningún testimonio sólido para condenarme. Durante 4 meses 3 veces a la semana, como pasó al teniente David, que sí había pruebas contundentes que demostraban su culpabilidad.

¿Cómo ve a su Guatemala a 20 años de haber firmado la paz?

La veo como una Guatemala socialmente en guerra, solo que en este sentido, la guerra no tiene un sentido de clase. La guerra que hacen las maras, las extorsiones, las hacen contra los tenderos, los transportistas, comerciantes de las mismas zonas pobres donde ellos habitan.

Yo considero que los Acuerdos de paz, no se cumplieron. Principalmente uno de los fundamentales que era el acuerdo socioeconómico, no ejercieron ninguna modificación positiva dentro de la sociedad guatemalteca, pero en eso no podemos negar otro logro estratégico que es terminar con la militarización del poder oligárquico, es terminar con la complicidad de otros sectores poderosos y el ejercicio de la represión como la principal política de Estado. Esos dos aspectos revisten suma importancia, pero lo que sería la implementación de los acuerdos de paz, no fue posible. porque faltó voluntad política.

En primer lugar, URNG y la izquierda, no pudieron conformar un instrumento, un motorcito de arranque que impulsara los acuerdos de paz. El gobierno que firmó los acuerdos de paz, era el enorme contrasentido que ha sido el gobierno de que ha sido tal vez el gobierno más abiertamente neoliberal y el más apegado a las normativas del consenso de Washington de 1962 que recomendaba era la privatización de lo que quedaba de los bienes del estado y la desregularización del mercado. Era un contrasentido que un gobierno con semejante guía madre, pudiera tener éxito en implementar los acuerdos de paz.

¿Lo volvería a hacer?

Uno ve el mundo de una forma a los 22 años y la sigue viendo de la misma manera a los 64, pero ahora sí pienso mucho en el dolor que causamos a mi madre, quien perPedro Palma Laudió a un hijo en combate, otro murió torturado y los otros dos estuvieron ausentes de su casa, por más de 20 años y el patrimonio que trabajó mi padre, por toda la vida, también fue saqueado en los cateos, como botín de guerra a costillas de los familiares de guerrilleros que se hacían. Actualmente, privilegiaría las formas civiles, políticamente pacíficas de acceder al poder, y es lo que creo que no han entendido muchos militantes de la guerrilla, que siguen predicando acciones heroicas como cuando estábamos en la guerra, y ahora en este caso la misión es más cotidiana que es ganar los votos de la población para alcanzar el poder. Esa creo, debería ser la posición de la izquierda actual.

 

Redacción

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