Columnas

La herencia de Obama

Por: Jonathan Ardón F

El martes recién pasado, Obama pronunció su último discurso como presidente de EE. UU. El mundo que Obama heredó cuando llegó a la presidencia en enero de 2009, era un mundo muy complejo y ahora lo es aún más. Dirigir al país más poderoso del mundo durante ocho años consecutivos no es una tarea fácil y no es una tarea para cualquiera. Obama, como líder de dicha nación, ha tenido un papel y una gran influencia en los acontecimientos internacionales suscitados durante su gestión.

A pesar de no cumplir con la promesa de acabar la guerra en Irak y Afganistán, Obama sabe que será recordado a nivel internacional, por su logro en el deshielo con Cuba. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, interrumpidas hacía más de medio siglo y que ha logrado que Estados Unidos y Cuba reabrieran sus embajadas, también logró levantar algunas de las barreras comerciales impuestas al régimen cubano.

«Sin duda el acuerdo nuclear con Irán, definitivamente un notable éxito diplomático.»

Sin duda el acuerdo nuclear con Irán, definitivamente un notable éxito diplomático, después de años de negociaciones, logra detener el ambicioso programa nuclear iraní. En 2011 la política exterior de EE. UU dio un giro importante, el llamado “pivote” hacia Asia, para convertir el eje Pacífico en principal foco de interés para Washington. Las intenciones de control del Mar del Sur de China por parte de Pekín, ha generado un acercamiento de varias naciones a Washington para defender sus intereses nacionales, esperando que la superpotencia actúe como fuerza de equilibrio en la región.

La administración de Obama ha podido presentar el Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), que engloba a 12 países, los cuales representan el 40% del PIB mundial. Cuando entre en vigor, podrá ser una herramienta comercial frente al poder económico de China y dará un mayor protagonismo e influencia a EE. UU. en la zona con mayor crecimiento del planeta.

La imagen de los Estados Unidos como superpotencia se ha recuperado. Pero las potencias emergentes, como Rusia o China ganan voz en los asuntos internacionales. Sin embargo, Obama, queda en deuda con Latinoamérica, especialmente al no poder lograr la tan ansiada reforma migratoria, de vital importancia para países como Guatemala. En 2008, siendo candidato, Obama prometió la reforma migratoria. La reforma no llegó y el debate prácticamente desapareció cuando en 2010 los demócratas perdieron el Control de la Cámara de Representantes. Luego tuvo varios intentos más pero no logro la reforma.

En noviembre de 2014, Obama anunció una acción ejecutiva que regularizaría temporalmente a cinco millones de inmigrantes sin papeles (el total de indocumentados es de 10 millones), que evitarían la deportación y podrían acceder a un permiso de trabajo. La medida, no obstante, no entró en vigor y la reforma sigue paralizada. Obama deja muchos otros aspectos importantes para la historia, en una dinámica internacional muy impredecible, con giros inesperados, heredará a su sucesor Donald Trump, un mundo cada vez más multipolar, con nuevas amenazas y frentes abiertos.

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