Aprender a vivir con el tráfico o buscar soluciones
Antes era más rápido desplazarse hacia el centro de la ciudad capital o a varias zonas de la misma pero, de unos años para acá, esto se ha convertido en un verdadero calvario. Los ingresos a la capital, por la calzadas Aguilar Batres, Roosevelt y San Juan se han convertido en plena causa de que muchas personas empiecen a padecer del estrés que provoca estar en las largas filas de carros, en medio de la preocupación de llegar luego a las actividades laborales, o a dejar a sus hijos a los colegios.
Pero no solo estas áreas son consideradas de mucho tráfico, están además los ingresos por la carretera al Atlántico y la ruta a El Salvador. Las colas ahora son de hasta 10 kilómetros y empiezan desde las 5:30 horas. Las personas que se involucran en el tráfico después de esa hora, saben que su llegada al centro de la ciudad puede durar más de dos horas.
Esta problemática cada día es mayor, no solo por el aumento de habitantes, sino porque más carros se unen al parque vehicular ya circulando. Ayer ya se empezó a manifestar esta problemática con mayor percepción, por el ingreso de los escolares a los centros escolares. Quienes se conducen en vehículos pueden hacer un poco menos estresante el viaje.
Pero para los escolares y trabajadores que lo hacen en buses es un verdadero tormento, empezando porque no hay buses suficientes, y porque además son conminados a amontonarse dentro de los buses. En definitiva, es un verdadero calvario el movilizarse a los centros educativos y a las áreas de trabajo en la ciudad capital. A corto plazo no se visualizan planes de contingencia por parte de la comuna capitalina, si bien se hacen pasos a desnivel, no son las soluciones que la población necesita.
Cada día, la ciudad aumenta en número de habitantes, quienes además necesitan de otros servicios como vivienda, agua y, no digamos, el transporte. Entre las disposiciones que tomó la Muni de la metrópoli fue alejar el ingreso de buses hacia la zona 1, perjudicando así a muchas personas que vienen al hospital general todos los días, por ejemplo.
Antes les quedaba cerca, porque los buses los dejaban a dos cuadras, pero ahora deben caminar debajo de un puente que comunica a la zona 2 y les dista casi un kilómetro del mismo. Igual pasa con las personas que vienen a la Liga del Corazón, que les quedó distante este centro de diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
La población debe soportar la poca visión que tienen muchas autoridades municipales, que no ven más allá de sus ojos desde los escritorios, y no perciben las necesidades de los capitalinos. Ahora tienen que salir más temprano que antes, ir lentamente en el tráfico hacia las diferentes zonas de la ciudad capital. Lo que queda es tener paciencia y lidiar con una carga vehicular que se forma desde antes de las 6:00 horas, y concluye a las 10:00 horas.