Columnas

Conscientemente puntual

Hace varios años ya, mis papás se encontraban viendo una película en la televisión, sobre unos bomberos. Cada vez que sonaba la alarma, las escenas mostraban la rapidez con la que todos los bomberos se preparaban. Saltaban de sus camas o donde estuvieran, rápidamente se colocaban su traje, sus grandes y pesadas botas, y de forma automática se deslizaban por el tubo, jalaban su casco y en cuestión de segundos, todo el equipo de bomberos viajaba en el camión, listos para atender la emergencia. Viendo la pericia y rapidez de los bomberos, mi papá le comenta a mi mamá: “Creo que Anna Evelyn no podría ser bombero”, lo que siguió fueron carcajadas de toda la familia, con las mías incluidas. Tenían razón… ¡yo no estaba acostumbrada a hacer las cosas rápido!

Y es que una de las muchas cualidades que tienen mis padres, es ser perfectamente puntuales. Siempre he admirado cómo ambos, logran salir de la casa hacia algún evento, tranquilos, nítidamente arreglados, con regalo empacado y tarjeta personalizada. ¡Son fabulosos! Poco a poco entendí que ellos saben medir su tiempo y saben usarlo efectivamente. Por mi parte, soy de las personas que hacen las cosas más lentamente, expertos dicen que es buscando perfección en cada acción, además de eso, yo también creo que es porque me gusta disfrutar las cosas que hago. En la ducha me gozo el jabón y su espuma, como despacio para realmente disfrutar los sabores en fin. Mientras crecía, mi forma de ser parecía diferente al resto de la familia. Pero mis papás y su sabiduría me dieron un maravilloso aprendizaje, no lucharon contra mi forma de ser, sino que crearon un sistema que me favoreciera, así que en vez de vivirme apurando, lo que hacían era conferirme más tiempo. Es decir, yo me tenía que levantar más temprano, para así tener tiempo suficiente para arreglarme a mi ritmo, pero sin atrasarlos.

Me gusta ser puntual y suelo serlo, con satisfacción puedo decir que sigo aprendiendo a ser siempre puntual, porque a diferencia de muchas personas, a quienes pareciera que “naturalmente” se les da el hacer las cosas rápido, yo debo “concentrarme” en hacer las cosas lo más rápido posible, sin dejar de hacerlas bien. Hoy por hoy, realizo acciones, como dejar todo arreglado un día antes, o crear rutinas y ponerme alarmas durante los procesos, que me han hecho estar “consciente” de ese recurso tan intangible e infalible como lo es el tiempo.

Así que si tú eres como yo, te digo: “tú sí puedes”. Conoce cuánto te tardas en hacer cada cosa, y sobre eso crea tus propios horarios y alarmas, o el sistema que funcione para ti. Y si eres naturalmente rápida, pero compartes con alguien a quien le cuesta hacer las cosas precisas, créeme, que no lo hace por molestar, no te quiere enojar, esa es su forma espontánea de ser, y sí, sí puede cambiar, pero es algo que deberá aprender, enfocarse, concentrarse y trabajar. Solo “apurarlo” puede que no cambie mucho. El tiempo… a veces pasa rápido, a veces lento… nosotros viajamos en él, con destinos exactos, y por ello es importante ser puntual, tomándote tu tiempo, sin tomar el de nadie más.