Editoriales

Una tradición de más de 50 años

Cada año, muchas personas se congregan a lo largo de la carretera al Atlántico para presenciar el paso de los motociclistas que forman una cola interminable por más de media hora. Son parte de la tradicional Caravana del Zorro, la cual en su edición No. 56, ayer, una vez más se dirigieron a la basílica de Esquipulas, Chiquimula. Este particular evento, que congrega a miles de motociclistas, hace un recorrido de 234 kilómetros, y el mismo se hace durante todo el día, se pernocta en Esquipulas y se retorna al siguiente día.

Las principales autoridades de la Municipalidad capitalina y del Gobierno central dan el banderazo de salida, en la Plaza Central capitalina. Al paso de los años esta actividad cobra más adeptos y, según el ministro de Cultura y Deportes, José Chea, este año se llegó a un aproximado de 45 mil participantes. Esta caravana de miles de motociclistas trae dividendos a muchos negocios ubicados en el trayecto y al mismo municipio de Esquipulas. Desde luego, también a las mismas empresas que venden todo tipo de insumos y productos para los vehículos de dos ruedas utilizados en este tradicional recorrido.

Lo preocupante de cada año son los accidentes que ocurren en las carreteras e, incluso, varias personas han muerto durante este trayecto. Sus organizadores buscan que cada vez esto se minimice. Según www.esquipulas.com.gt la Caravana del Zorro se llevó a cabo por primera vez en febrero de 1961. Su nombre obedece al seudónimo de su fundador, Rubén Villadeleón, quien inició la actividad con un grupo aproximado de seis amigos, sin imaginar la magnitud que iba a tener este evento con el paso de los años. Esencialmente, la Caravana del Zorro tiene como objetivo la peregrinación en motocicleta a Esquipulas.

En el año de 1995 se logró la participación directa de las agencias importadoras de motocicletas, con el acuerdo de viajar todos con una misma bandera, con el único objetivo que era el de retribuir a sus clientes un fin de semana seguro acompañándolos con soporte técnico y transporte para motocicletas dañadas, sin ningún costo, durante todo el recorrido, sin importar la marca. Esta unidad por parte de los importadores dio como resultado que la participación de motociclistas fuera aumentando año con año. La salida de la caravana siempre lleva al frente a Eddy Villadeleón, hijo del fundador de la misma, a quien también apodaban como Zorro, ya que en memoria a su padre fue bautizada la romería como Caravana del Zorro. Villadeleón asegura que su padre nunca imaginó el impacto que tendría esa travesía. Año tras año se han ido sumando participantes al grupo, que se nutría principalmente de mensajeros, repartidores y cobradores capitalinos, lo que es comprensible, porque se encontraban a diario entre los menesteres de su oficio y se invitaban entre sí.

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