Columnas

Mediocridad

Cuando uno busca el término mediocridad en el Diccionario de la Real Academia Española, dice: cualidad de mediocre. Cuando uno busca mediocre, dice: de calidad media. De poco mérito, tirando a malo. Ambas respuestas son tan lacónicas que obligan a realizar de inmediato varias notas al pie del diccionario.  En primer lugar la mediocridad es una cualidad, o sea: una manera de ser alguien o de ser algo. El proceder habitual -esa forma de rutina, ese hábito arraigado- es la cualidad que define lo que somos. Ver lo mismo. Ir a lo mismo. Comer lo mismo. Hablar lo mismo. Sentir lo mismo. Decir lo mismo (ojo, que hablar y decir no es igual). Elegir lo mismo. Enemistarse con lo mismo. Ocuparse de lo mismo, etcétera. Somos aquello en lo que reincidimos una y otra vez. 

Pasemos entonces a lo que significa ser mediocre: la cualidad de ser mediano, de ser casi, casi malo. Creo que este adjetivo aplasta la dignidad de cualquier cosa, siempre y cuando no sea algo realmente mediocre. Tal palabra aparece muy a menudo en los medios de comunicación, colgada en la sección deportiva y casi siempre refiriéndose a la actuación de la Selección Nacional. ¿Qué será? Nunca encuentro que se califique de mediocre la gestión de un funcionario de gobierno. Tampoco que se le imprima este marbete a la representación comercial de nuestro país en determinada feria o negociación. Nadie califica de mediocre nuestra participación en las urnas. El transporte público es deficiente, pero no mediocre. No le decimos mediocre al ignorante que posee un cargo público solventado con nuestros impuestos. Tampoco hablamos de mediocridad en el manejo de la información.  Tal parece que para los guatemaltecos no existe la palabra mediocridad. Todo es malo, pésimo, descarado, ruin, patético… pero no mediocre. Todo se debe ir al carajo y todo debe reiniciarse con los mismos errores. Ese ciclo de destruirnos sin renovarnos. No vivimos en un país malo; vivimos inmersos en una mediocridad aceptada, una mediocridad que rebalsa nuestra capacidad de asombro.