Columnas

Reforma al Sistema de Justicia

¿Quién no quisiera que en Guatemala tengamos un sistema de Justicia que funcione rápida y eficientemente?  ¿Cómo no vamos a querer todos los guatemaltecos de diferentes ideologías que la Justicia sea imparcial, general, aplicada a todos por igual, sin excepción?  Y ¿Cómo puede pensar alguien que por simplemente criticar algunos aspectos de las reformas actuales a la Constitución para supuestamente mejorar el sistema de Justicia uno es enemigo de la Justicia?

Pues bien, quienes defienden las reformas actuales a capa y espada no aceptan críticas y descalifican a quienes criticamos algunos aspectos de la misma señalándonos de ignorantes, de tener prejuicios ideológicos y étnicos o bien de querer mantener el status quo con el sistema actual que no funciona y es impune.  Nada más lejos de la verdad.  Quienes así piensan se equivocan.  Esto me recuerda cuando defendía Pro Reforma y toda la izquierda hico una férrea oposición aunque tras bambalinas ellos reconocían que los cambios al sistema de justicia eran positivos pero no los avalaron por miopía ideológica.

Dejando a un lado las críticas sin fundamento, las Reformas a la Constitución tienen serios problemas que en vez de construir la Justicia la van a destruir.  No hay un dictamen por parte de ninguna comisión del Congreso de la República como se hizo cuando ProReforma hizo su propuesta que era muy superior en el tema de Justicia a lo que se está queriendo aprobar en estos días. El primer y grave aspecto negativo es la destrucción de la división de poderes.  Guatemala es una República.  El sistema de Justicia que es débil y politizado en nuestro país quedaría peor porque lo que se pretende aprobar implica la destrucción de los mismos principios republicanos de la división de poderes que funciona tan bien para controlar precisamente los excesos de los gobernantes en otros países.  Al crear un Consejo que tiene muchos poderes y dependen del Ejecutivo y Legislativo se destruye la independencia del poder Judicial.

El segundo tema álgido es el de la Jurisdicción indígena.  Se creará un caos, especialmente en materia penal, porque va a causar confusión el hecho de tener dos sistemas en uno en el que no se aclaran cuando aplicarse y significará que la ley no es igual para todos.  No dudo que en problemas civiles esto funcione bien pero no hace falta modificarlo en la constitución sino que puede resolverse perfectamente sin necesidad de los tribunales de Justicia formalmente establecidos en el país.

Hay un tercer tema, el de la carrera judicial, que me hace mucho ruido también.  Pocos lo han mencionado.  Todos creen que es un avance positivo.  En lo personal considero que limita el número de personas que podrían participar compitiendo por puestos para ser jueces y magistrados.  Pareciera que esto está dedicado a proteger a los pocos que si tienen la carrera judicial sabiendo de antemano que hay muchas personas excelentes que harían un mejor trabajo sin este requisito que considero innecesario. 

Me preocupa también los criterios que trasmitirán quienes se dediquen a la enseñanza de la Carrera Judicial.  Prefiero la competencia y la libertad.  Los candidatos para jueces y magistrados deben ser calificados objetivamente por muchos aspectos que una o varias empresas de Recursos Humanos podrían llevar a cabo y de ahí, mediante sorteo, escoger a los que se necesitan. Creo que estamos antes un momento histórico.  Podemos establecer bien las reglas del juego del Sistema de Justicia para que funcione bien, no sea politizada, sea imparcial y aplicada a todos por igual.  No aprobemos todo como está.  Razonemos y aprobemos lo positivo de la Reforma nada más.