Columnas

Nieve

Y entonces ocurrió, por la ventana se veía cómo pequeños puntitos blancos se movían al antojo del viento, subiendo y bajando  hasta entrar en contacto con algo. “¡Está nevando!” dije con genuino entusiasmo y con una sonrisa más que emocionada.

Me encontraba en Salt Lake City para asistir a una Convención, no esperaba nieve para ese día, pero estaba ocurriendo, estaba viendo nevar por primera vez. Salí… y el viento frío que cala hasta los huesos, me dejó sentir en todo mi cuerpo, que esto era diferente.

Traté de tocar la nieve que caía, traté de dibujar su vuelo, pero parecía que mientras los perseguía se escapaban de mí. Y empecé a caminar… los minúsculos copos de nieve volaban erráticos, llenando mi cara y mi ropa entera de un polvo blanco especial. Ese mismo polvo que llenó el suelo, los jardines, los árboles, las plantas a la orilla del calle, formando espesas alfombras blancas, dignas de una postal.

“Agua, pero convertida en nieve” pensé. El agua que ya conocía, pero que por una temperaturadiferente se ha convertido en algo más… en copos blancos que te envuelven. Si la nieve me impresionó también lo hizo el paisaje. Mientras nevaba solo podía verse una sábana gris que envolvía el cielo, pero bastó solo un poco de tiempo, para que todo cambiara.

Al poco rato, la nieve cesó y un viento ligero dejó al descubierto un diáfano cielo azul, pero no solo eso, sino hermosas montañas que se paraban orgullosas alrededor de la ciudad, un paisaje simplemente imponente y especial. El sol siguió calentando y a las pocas horas, donde había estado la alfombra de nieve blanca, se veía ahora grama, plantas verdes e incluso flores que aunque aparentaban ser débiles, habían resistido el hielo de la suave nevada, sus colores se veían más vívidos entre el paisaje que hacía muy poco tiempo, solo lucía de blanco.

Y es que así es la vida… basta un poco de tiempo, pequeños cambios en los elementos para transformar todo el alrededor. Fue todo un privilegio, poder presenciar este cruce de estaciones, la despedida del invierno y la bienvenida de la primavera, pues deja en evidencia cómo los cambios operan también en nuestra vida… los cambios llegan en su momento, cuando las cosas están listas para ser descubiertas, cuando se tienen las condiciones perfectas, aunque no lo sepamos. Un poco de viento puede dejarte al descubierto más allá de lo que tus ojos ven hoy, puede apartar de tu cielo las nubes grises de los problemas y volver a enseñarte que el cielo azul sigue estando para ti.

La temperatura puede cambiar, ya sea poniéndose más fría o más cálida, pero lo importante es que cada uno de esos cambios tiene la posibilidad de hacerte sentir cosas nuevas. O una suave nieve o la frescura de la lluvia. Basta un poco más de sol y calor interior, para dar paso a nuevos colores, nueva vida, nuevos sueños, donde antes solo parecía que había un frío unicolor.  Sí, grandes cambios pueden llegar a nuestra vida… basta esperar tan solo un poco más, la nueva estación, te lo aseguro, está a punto de empezar y aquello que esperas, si te has preparado para recibirlo, ¡de seguro te llegará!