Columnas

¿Acaso tengo que escribir en inglés?

El presidente Jimmy Morales se encuentra bajo un pesado fuego de artillería, proveniente de quienes critican su gestión disparando proyectiles desde casas cubiertas con opacos techos de vidrio. Si no, vea usted lo que sucede hoy a consecuencia de los desmanes de Codeca en varios lugares del país, en donde esa organización -confesa del delito de robo de energía eléctrica- manifiesta su apoyo a Iván Velásquez, además de exigir la nacionalización de la producción de energía eléctrica y, por supuesto, la renuncia del presidente Morales, entre otras estupideces.

Resulta interesante que uno de sus dirigentes, según me informan, sea hermano del terrorista Miguel Ángel ilustraciónSandoval -responsable de salvajes actos de violencia durante la guerra-, que ahora es asesor de la bancada de la UNE en el Congreso. La pregunta inevitable al respecto de las decenas de miles de personas que son parte de los disturbios de hoy, es de dónde salieron los millones de quetzales que cuesta movilizar a tanta gente.

La respuesta se encuentra en las organizaciones internacionales que tradicionalmente se han dedicado a financiar movimientos de desestabilización, y en el dinero mal habido durante el gobierno de Álvaro Colom, que goza de la vergonzosa impunidad con que lo ha blindado el comisionado de la CICIG, el colombiano Velásquez. Otro ángulo desde el que el presidente recibe un fuego nutrido es el de algunos medios de comunicación que tradicionalmente han sido proveedores de gobiernos anteriores pero no del actual, que a un diario le negó la impresión de libros de texto por Q150 millones, debido a que encontró una empresa en el extranjero que los imprimió con la misma calidad que ofrecía la prensa aquí, pero a una tercera parte del costo.

Así, y también con contratos de publicidad estatal de decenas de millones de quetzales al año, se ha hecho buena parte de la fortuna de algunos propietarios de medios que hoy se erigen en jueces supuestamente impolutos contra el gobierno. El presidente Morales ha cometido el error de no ponerlos en evidencia.

Los medios de comunicación a los que me refiero han llegado al colmo del cinismo, al criticar las declaraciones del presidente la semana pasada cuando defendió la libertad de expresión, al referirse a la exigencia de respaldo de Iván Velásquez, en su intento por callar las voces que lo criticamos. Es vergonzosa una buena parte de nuestra prensa, que como reflejo de nuestra sociedad, se maneja con una doble moral de lujo.

Y qué decir de ese excanciller con pasado terrorista, que extorsionó a Taiwán, al exigirle y recibir de ese país $5 millones amenazando con que Guatemala respaldaría en las Naciones Unidas a la China comunista. Un personaje que ahora se erige en un juez que al señalar con un dedo, olvida que su mano tiene tres dedos que lo señalan a él, mientras amenaza con un golpe de Estado desde la Corte de Constitucionalidad contra el organismo Ejecutivo, sin duda abrigando la esperanza que la inercia del anterior Departamento de Estado lo lleve a él a ocupar la silla vicepresidencial y después la poltrona del presidente.

Es indudable que hay cosas importantes que están por venir en las próximas semanas. Ahora mismo es imperativo que desde el Congreso se ponga un candado a la Ley del Secreto Bancario, para que esta no pueda ser retroactiva y se utilice como un instrumento contra el sector productivo, para aplicar el Derecho Penal del Enemigo, que de manera ilegal se ha utilizado contra nuestros veteranos de guerra.

Después de un año, es hora que el presidente Jimmy Morales exija del marxista Solórzano Foppa una propuesta técnica para ampliar la base tributaria, porque la agresión contra la inversión por parte de la SAT, con el agregado de la inconstitucional retroactividad de la ley que ahora permite a cualquier pelón husmear en las cuentas bancarias, solamente traerá más desempleo, con la consecuente migración masiva de guatemaltecos hacia los Estados Unidos.

También la Corte de Constitucionalidad es una tarea pendiente, con sus fallos monstruosos, como el amparo provisional que hoy provoca pérdidas multimillonarias a la hidroeléctrica Oxec y causa un daño terrible a la matriz energética del país, con el consecuente perjuicio en contra de la generación de empleo. ¿Acaso es necesario traducir al inglés columnas de opinión como esta, para que las cosas cambien en Guatemala?