Columnas

Autoestima sana

Liderar tiene que ver con influencia.  Influencia para afectar el comportamiento de aquellos que están a nuestro alrededor.  Influencia que no tiene que ver con la posición que ocupamos dentro de la organización, sino que está más bien relacionada con la posición sana que tenemos para con nosotros mismos de manera interna.

Es ahí donde liderar se convierte en un gran desafío: no siempre tenemos una posición correcta para con nosotros mismos.  He de confesar que, durante muchos años, consideré el tema de la autoestima como algo superficial, que no merecía foco de atención y que era algo de lo que no debía hablarse y mucho menos considerar tratarlo; sin embargo, conforme el tiempo pasó y las oportunidades de servir en diferentes organizaciones se me fueron dando comprendí la importancia que este activo intangible tiene para nuestro buen funcionamiento, no solo dentro de una empresa sino en la vida misma. Querernos es importante.

Sentir aprecio, estima, amor por nosotros mismos se convierte en algo vital para que podamos aportar con confianza y seguridad el aprendizaje y habilidades que hemos ido adquiriendo en el paso del tiempo.  Mucho del desperdicio de potencial de una persona lo he visto afectado por una falta o baja autoestima.  Personas que “no se la creen”, personas que no se dan el justo valor que tienen.

Por esa razón, hoy quiero compartir cuatro recomendaciones que considero pueden ser útiles para llegar a tener una sana autoestima: • Reconozca sus habilidades: No se trata de ser orgulloso, más bien lo veo desde una perspectiva de ser agradecidos en aceptar para aquello que somos buenos y que puede ser de aporte en el crecimiento y desarrollo de los demás. • Alimente sus áreas de fortaleza: marcaremos una diferencia en la medida que seguimos creciendo en áreas que somos buenos. Cuando nos enfrascamos en el deseo de superar las, en mi opinión, mal llamadas debilidades (otro día hablaré de eso) es mucho más probable experimentar frustración, pues no llegaremos a ser brillantes en aquello que sencillamente no es nuestro fuerte. • Evite las comparaciones: somos seres únicos e irrepetibles, por lo tanto, nuestro diseño no está orientado a ser comparado con nadie más.  Las comparaciones son perjudiciales porque atentan a esa identidad particular que nos define y, por lo mismo, hace que inconscientemente generemos frustración al reconocer que no podemos llegar a ser como nadie más. • De lo mejor de sí mismo: El único obstáculo a vencer somos nosotros mismos, la única persona a mejorar es la que logra ver en el espejo.  La vida no se trata de competir contra nadie, la vida se trata de estar en un proceso de mejora continua y, bajo ese parámetro nos daremos cuenta que lo mejor que podemos hacer es visualizar desde hoy la versión de persona en la que nos queremos compartir.