Columnas

El mensaje campesino que llegó

El mensaje campesino firmado y sellado por millares de hombres y mujeres que llegaron a la capital de Guatemala este 7 de marzo, fue entregado. Fue un posicionamiento político de rechazo al apropiamiento privado de servicios esenciales y de bienes públicos estratégicos, de denuncia a la violencia contra comunidades rurales, pueblos indígenas y población urbana empobrecida, de oposición frontal a la corrupción y de condena a un Estado y una institucionalidad que aún opera de espaldas a los pueblos.

Hablaron de gobierno y de pluralidad de naciones. Respaldaron las acciones del MP y la que han envilecido al aparato del Estado en términos políticos, institucionales, financieros y éticos. Aparte del embotellamiento vehicular y de los malestares generados, son indispensables reflexiones derivadas del mensaje campesino y rural que convocó a redescubrir la noción colectiva que se tiene del Estado, cómo se percibe y qué es lo nuevo por construir.

Sin duda vienen cambios inevitables para la concepción dominante, su constitución, su régimen de legalidad, sus instrumentos y medios políticos, sus prioridades y objetivos nacionales, su acción pública.  Las comunidades campesinas y los pueblos indígenas están confluyendo en la exigencia de un giro a la idea del Estado que se sirve de la Sociedad, ese aparato concentrador de fuerza que reprime el reclamo popular con un entramado institucional violento, justificado con tecnicismos jurídicos.

Descanse en paz el abogado laboralista Carlos Tarzán Velásquez.

El mismo que da respuesta satisfactoria en forma discrecional a los requerimientos de la clase dominante y sus aliados legales e ilegales que lo tienen cooptado. Ese Estado que se sirve de la Sociedad ha sido medio de perpetuación de relaciones de dominación y de poder, productoras de desigualdad e injusticia social, ecológica, cultural, política y económica. Desde su formación histórica ha rechazado y excluido a la mayoría, en especial a la más desigual y discriminada, la maya, xinka, garífuna, ladina pobre y rural.

Esos son los motivos para labrar una idea nueva del Estado y su redefinición, para que asuma la causa de los Derechos Humanos, de la justicia y del bien común; además, que sea producto de la más amplia deliberación democrática. Significa que la Sociedad defina el Estado necesario y no a la inversa, que conduzca la articulación de los pueblos y sectores sociales y configure instituciones y mecanismos que atiendan con eficacia la demanda social. Esa idea nueva cuestiona a la representación política actual y sus mecanismos.

Los partidos políticos se mantienen distantes de los problemas sociales y no intermedian con el Estado y sus instituciones. El régimen político actual es inútil, no sirve a la causa de la justicia, la democracia y el desarrollo. Hay que cambiarlo. El mensaje campesino llegó a la ciudad. Tiene historia acumulada en luchas de generaciones que dieron ejemplo y amor por Guatemala.