Ante la tragedia, ¡reflexionemos!
Por: MA Fernando Robles Arzú.
La descomposición social, la desigualdad, la ignorancia y la falta de oportunidades son algunas causas del más reciente y doloroso acontecimiento que en luta a muchos hogares guatemaltecos.
De poco sirve lamentarse y echarse la culpa unos a otros, porque todos tenemos parte de ella. Inicialmente el núcleo familiar (si es que existe) debe ser el verdadero responsable, orientador y ejemplo para los menores. No es solamente “tener hijos”, procrear es un compromiso moral, social y de entrega a los hijos en su educación y formación moral y responsabilidad ante la sociedad (urbanidad).
El Estado como garante constitucional de la salud y la vida de todos los guatemaltecos debe ejecutar planes y programas a favor del desarrollo integral de toda la población (salud y nutrición, vivienda, educación, seguridad ciudadana, medios adecuados de comunicación, obras de infraestructura entre otros).
No es endeudamientos para construir cárceles, crear aparatos de seguridad y represivos, sino crear un ambiente propicio para la inversión privada, del Estado o mixta y lograr oportunidades laborales a miles de jóvenes desempleados con necesidades múltiples y presas fáciles de los grupos al margen de la ley; la iniciativa privada honrar sus compromisos fiscales y responsabilidad social y la sociedad civil aportar realmente su concurso en favor de todos los guatemaltecos. No se vale “Después del trueno…”