Bola de hipócritas
El incendio que provocó la muerte de 40 adolescentes internadas en el llamado Hogar Seguro, es el tema dominante de la actualidad nacional, que ha desatado una airada ola de indignación, protestas y críticas. Las reacciones al siniestro son tanto más notorias, cuanto que el crecimiento demográfico y el destino de niños traídos a este mundo a sufrir y pasar penas, no le ha importado a nadie o, en el mejor de los casos, a unos pocos.
Hoy grupos de la trillada sociedad civil, universidades, personas individuales y hasta iglesias -que nunca se han preocupado por dar de comer a un solo infante abandonado-, ponen el grito en el cielo; mientras que otros grupos políticos se aprovechan para hacer descarado proselitismo, intentando ganar seguidores a costa de la desgracia de las jóvenes muertas.
En este último caso, el grupo protomarxista Semilla llegó a convocar manifestaciones frente a la Casa Presidencial para, al son de sonoros estribillos (como el pueblo presente, no tiene presidente) exigir la renuncia de Jimmy Morales, quien, es cierto, no ceja en trastabillar en la conducción del país.
Al margen que los incompetentes integrantes del Tribunal Supremo Electoral tendrían que empezar ya a lanzar aullidos de censura por la campaña anticipada, necesaria es la investigación seria de las fuentes que proveen dinero para la intensa campaña política, que agrupaciones neobolcheviques impulsan cerrando carreteras, extorsionando a autoridades electas, amenazando con la violencia o aprovechando inmoralmente cuanta ocasión se les presenta para desgastar el orden establecido. Empeñados en desmadrar al país, para simplemente hacerse con el poder.
Y actúan con tanta libertad y sin obstáculos que prácticamente están cogobernando. Exponen una poderosa organización que incluye medios de comunicación, redes sociales y que es capaz inclusive de perseguir penalmente a sus más destacados oponentes. Son los mismos que han impulsado rabiosamente las reformas constitucionales.
Es cierto, Guatemala sigue en la malvada tradición de gobernantes incompetentes, como acredita el homicidio colectivo de adolescentes. Pero enmendar nuestra barbarie es una tarea nacional pendiente. Con todo y que hemos sufrido la desfiguración de nuestra soberanía, por tanta intervención extranjera. De la clase de intromisiones de la Fundación Soros, que también ha actuado aquí. (George Soros donó él solo 25 millones de dólares a la campaña de Hillary Clinton).
En la república de Macedonia, la fundación Soros fue la principal ejecutora de proyectos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, bajo coordinación de Jess Baily, embajador de Obama. Una de sus acciones fue implementar la estrategia del manual izquierdista de subversión de Saúl Alinsky, «Rules for Radicals», cuya traducción al macedonio fue financiada por Soros en 2014. La divisa de Alinsky es simple: “¡Burn the system down!” (¡Quemar el sistema!).