Columnas

El Fracaso del Esquema Socialista

Por: Roberto López Porras

El auto golpe de Estado reciente que el Presidente Maduro quiso dar en Venezuela, no duró cuarenta y ocho horas. La presión interna, de la Organización de Estados Americanos OEA e internacional, incluyendo sus amigos ideológicos incondicionales le dieron la espalda, entre ellos Cuba y Ecuador en América Latina, lo obligó a dar marcha atrás. Cuba, porque perdería más, apoyando la medida arbitraria y Ecuador porque le hubiera hecho daño al candidato oficial Lenín Moreno que se postula en las elecciones para Presidente, que se llevaron a cabo el pasado domingo 2 de Abril con una agenda continuista de la política de Rafael Correa.

Los Cancilleres de los países que integran Mercosur y Unasur -fabricación de Hugo Chaves- descalificaron el golpe de Estado, y la Unió n Europea integrada por 27 países, calificó el veredicto de los Jueces alineados, como un Golpe de Estado que fractura las bases de la democracia. Dentro de Venezuela la propia Jefe del Ministerio Público, regularmente alineada a las políticas dictatoriales de Maduro, que envió a la cárcel, en un juicio amañado a Leopoldo López y a cientos de presos políticos, calificó de inconstitucional la medida de desconocer la Asamblea Parlamentaria y aún más que los siete jueces que emitieron el Veredicto se autonombraron para asumir las funciones de la Asamblea Legislativa.

El Presidente de la Asamblea Legislativa, arbitrariamente desaforada, leyó y rompió en pedazos publicamente el documento que contiene el Veredicto que dio origen al Golpe de Estado indicado, y lo lanzó al tacho, como un documento Vergonzante, inconstitucional, calificándolo de basura. Ante dicha repulsa, nacional e internacional, el Gobierno de Maduro convocó de urgencia al Comité de Seguridad, para apoyarse en el mismo para dar marcha atrás a la medida, pero el Golpe de Estado frustrado ha dejado al descubierto la vocación dictatorial que existe en las altas esferas del Gobierno de Maduro. El descalabro total del Gobierno de Maduro lo ha debilitado dentro del propio Partido Chavista, aún más, ha perdido la credibilidad aun en su propio Partido, que solo se mantiene por el apoyo del Ejército ideologisado.

El fracaso del Socialismo del siglo XXI iniciado por el Presidente Hugo Chávez y continuado por Maduro, está llegando a su fin, dejando destrozada la economía Venezolana con una inflación cercana al 700 por ciento, con un alto endeudamiento internacional, un aparato productivo semiparalizado, con pocas alternativas dentro del contexto socialista, para poner en marcha un programa de recuperación, crecimiento y estabilización que se agrava por la profunda crisis cambiaria que se ve reflejada en la carencia de divisas para cumplir con sus obligaciones internacionales.

Maduro cada vez está más aislado. Mientras la crisis política de origen ideológico no se resuelva, Venezuela seguirá siendo un foco de desestabilización económica y en la seguridad de América Latina, de pobreza y miseria de sus habitantes obligados a aceptar un racionamiento generalizado y hacer colas para conseguir alimentos, medicinas y otros productos de consumo que escasamente llegan de Colombia y de otros países vecinos.

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