Inicia transformación del sistema penitenciario
Nuestra Constitución forma parte de las llamadas “teorías RE” al instituir que: El sistema penitenciario debe tender a la readaptación social y a la reeducación de los reclusos y cumplir con su tratamiento. Esa disposición busca que quienes infringieron el pacto social de convivencia adquieran en su estadía en prisión las aptitudes no internalizadas a través de instancias de socialización previa. Guatemala no cumple ese deber, lo que se evidencia con la alta tasa de reincidencia (59% aproximadamente).
Es difícil cumplir con el compromiso debido a las condiciones precarias de las cárceles, con sobrepoblación desbordante que las convierte en antihigiénicas e inseguras, que en lugar de brindar condiciones para la ansiada rehabilitación, son escuelas del crimen y generadoras de un deterioro físico y mental en el que se pretende que el penado asuma la responsabilidad del daño causado y cambie de actitud. En este modelo hay divorcio entre los estándares internacionales sobre derechos humanos de los detenidos y la realidad porque no hay un régimen progresivo en el cual los presos deban responder a diario por cada actividad.
Observamos que las cárceles son centros de perversión, violación de derechos humanos y corrupción al estar en control de los mismos reclusos. Sin embargo, Guatemala ha dado un primer paso gigante para transformar el Sistema Penitenciario, en uno más humano, con el modelo de gestión penitenciaria que replica el de República Dominicana, que posee patrones internacionales sobre el tratamiento de reclusos y una tasa de reincidencia menor al 5%. Ese modelo respeta la dignidad humana porque brinda a los reclusos un trato como seres humanos, con derechos y obligaciones, que con base en la terapia ocupacional logra la reinserción de los penados.
El proyecto tiene el apoyo de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala y el acompañamiento de la República Dominicana. Fraijanes 1 es el primer centro carcelario que está listo para iniciar este nuevo modelo y recibir reclusas con sentencia firme. La cárcel fue remozada y transformada en centro de rehabilitación y reinserción, donde se habilitaron talleres de panadería, salón de belleza, de computación, etc. Se gestionará con agentes de vigilancia y tratamiento penitenciario, capacitados en República Dominicana, en altos valores para no ser pervertidos fácilmente.
Es necesario cerrar un capítulo obscuro de la historia penitenciaria dejando atrás un modelo obsoleto y dar acompañamiento a la implementación del nuevo modelo, por ser una gran oportunidad para combatir la violencia. También será clave para disminuir el crimen en Guatemala, y redundará en el ajuste de nuestras cárceles a estándares internacionales, respetuosos de derechos humanos que les permitirá a los privados de libertad, alcanzar un verdadero cambio en sus vidas, para iniciar un proceso permanente que los llevará a capacitarse para asumir en mejores condiciones su futura vida en libertad.