Columnas

No Olvidamos a Sperisen

Por: Juan Manuel Rodriguez

Hace unos días celebramos que se hiciera justicia y Carlos Vielmann saliera absuelto en España de las acusaciones de los diferentes grupos de derechos inhumanos que defienden escorias, matones y lacras sociales a costa de los buenos ciudadanos. Sin embargo, esta semana, la Corte de Ginebra decidió “no liberar a Erwin Sperisen, de doble nacionalidad guatemalteca y suiza, exdirector de la Policía Nacional Civil (PNC) condenado a cadena perpetua en 2015 por diez asesinatos”. Una injusticia increíble de un inventado “aparato paraestatal de limpieza social”. Recuerdo vívidamente el 26 de septiembre del 2006: la gente quemó cohetillos para celebrar que la justicia estaba dando señales de luz y que, por fin, se había tenido la valentía de arremeter contra todos los sicarios que vivían como reyes en Pavón. Estábamos hartos de ser espectadores de la burla a nuestra institucionalidad. elPeriódico titulaba “La Fuerza Pública Retoma el Control de Pavón”. ¡Héroes! ¡Que viva Vielmann! ¡Que viva Sperisen!

En junio del 2005 Erwin Sperisen salía en titulares como el nuevo facultado para dirigir la PNC. Y bajo el mando de Sperisen es que se acusa que se ejecutó la “Operación Pavo Real”, en donde ¡oh Dios! no se respetaron los derechos de los reos y dentro del merequetengue resultaron muertos diez pobres e indefensos reclusos vinculados a tráfico de drogas, secuestros y extorsiones que recibieron a balazo limpio al equipo de la PNC.

Pero ahora resulta que los que alguna vez fueron héroes de la justicia, ahora son gangsters que operaron a la merced del Cacif y de la oligarquía guatemalteca: asesinos burdos de cuello blanco encargados de la “limpieza social” del país. Sperisen es el “Vikingo” de los “Escuadrones de la Muerte”. En la página derechos.org, del Equipo Nizkor, en un comunicado del 2007 se indica que “dos grupos de exterminio funcionan desde las estructuras formales del Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil de Guatemala, éste último enraizado dentro de la Subdirección General de Investigación Criminal (SGIC). Su misión original era realizar trabajos de limpieza social, asesinando mareros y delincuentes vinculados a narcotraficantes.”

En aquel momento, el ahora reo Perez Molina hacía una denuncia pública acusando a Berger y Vielmann de “permitir dos escuadrones de la muerte con vínculos en la Policía y en gobernación”. Berger, en un campo pagado del 5/12/10 indicaba que fue su gobierno el que promovió la toma del centro de detención y criticó a los “grupúsculos” que “aprovechan la debilidad del Estado para convertirse en adalides de una falsa justicia”, claramente haciendo referencia a la CICIG y a grupos de DD.HH.

Un día, Sperisen era el héroe de Guatemala, que había logrado el control de Pavón. “Al fin alguien tuvo el valor de poner en su lugar a toda esa escoria que disfrutaba su estadía hasta en jacuzzis”. Pero hoy vemos cómo Sperisen pasará el resto de su vida en una celda de uno de esos países que tanto ama los Derechos Humanos que pareciera que son, increíblemente, propulsores de maras y asesinos, porque es fácil y cómodo acusar desde Europa de causas y motivos que ellos jamás entenderán.

Redacción

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