Los docentes y la política educativa (II)
Continuando con los resultados del estudio sobre los docentes del nivel medio, se pudo establecer que de los profesores que asistieron a algún tipo de actividad de desarrollo profesional como cursos y talleres sobre temas educativos, congresos y seminarios, visitas a otros centros educativos y capacitaciones organizadas por empresas u ONG, solo el 7% asumió los costos completos de su participación. Esto contrasta con el 39% que indicó no haber realizado gasto alguno.
Con relación a los contenidos que se abordaron en las actividades de desarrollo profesional y su nivel de repercusión en las prácticas educativas, el 70% de profesores indicó que estaban directamente relacionados a las materias que enseñan, pero solo el 16% dijo que estas actividades tuvieron una repercusión significativa en su quehacer. Este mismo fenómeno se observa en contenidos tales como las competencias pedagógicas, el Currículo Nacional Base, la evaluación del aprendizaje y otros que igualmente mostraron, según los docentes, una ineficacia para apoyar las actividades en el aula y mejorar así los aprendizajes de sus alumnos. De hecho, el nivel de significancia con una repercusión fuerte para el desarrollo de las competencias en el proceso de aprendizaje oscila con una opinión favorable entre el 3 y el 14% de los docentes.
Del total de maestros que señaló tener un título universitario de profesorado, licenciatura, maestría o doctorado, solo un tercio indicó que su formación tuvo relación directa con la práctica en el aula, el 38% manifestó que tuvo alguna relación, el 9% que no la tuvo y el 20% no respondió. Si a esto se asocia que solo la tercera parte indicó que la educación formal recibida guarda relación con la pedagogía aplicada a todas las materias que imparte, se infiere que deben realizarse reformas sustanciales en la formación universitaria y fortalecer tanto los aspectos prácticos como didácticos para mejorar las habilidades docentes.
Entre las acciones en las que los maestros consideran tener mayores habilidades se encuentran aquellas relativas a motivar a los alumnos que muestran escaso interés, proporcionar una explicación alternativa a aquellos que no comprenden, utilizar diversos procedimientos de evaluación y ayudar a los estudiantes a pensar críticamente. Las habilidades con menor grado de desarrollo, según ellos, son las concernientes a que el docente deba dejar claras sus expectativas sobre el comportamiento, plantear buenas preguntas a sus alumnos y conseguir que los estudiantes tengan la convicción que les puede “ir bien” en clase.
Por la importancia que tiene la labor docente se demanda de una acción de coordinación y de apoyo técnico pedagógico por parte del director o supervisor escolar.
No obstante, el 46% de los profesores señaló no haber recibido observación alguna de su labor docente sobre aspectos relevantes ni del director, ni del supervisor. Solamente el 35% dijo que sí, mientras que el 19% no respondió a esta pregunta.
La encuesta muestra la necesidad de impulsar políticas para el mejoramiento de los docentes del nivel medio. También deben realizarse transformaciones a sus procesos de formación inicial y sobre todo a las actividades de desarrollo profesional. A la vez que debemos mejorar las funciones de dirección y supervisión para apoyar las prácticas educativas. Finalmente es necesario conocer la opinión de los diferentes actores educativos para llevar a cabo una auténtica reforma educativa.