De las guerras solo quedan ruinas
-Me imagino la impresión de los alemanes, cuando sintiéndose casi dueños del mundo, se vieron sitiados por los rusos, en los últimos días de la fiebre de Adolfo Hitler, que haciendo acopio de una mente que ya la había abandonado la cordura, si es que alguna vez la tuvo, salió del bunker, el día de su cumpleaños a saludar a las tropas que defendían la capital del tercer Reich, y que estaban conformadas por niños uniformados de soldados, que eran parte de las legiones de menores a quienes les habían inculcando que eran la élite de una raza superior y que creían todavía en un líder elevado a la categoría de Dios-
-Joseph Goebels, el Ministro de propaganda del régimen, había creado la doctrina, basada en la afirmación que una mentira repetida muchas veces se convertía en verdad y la volvió su credo-
-Al final, Berlín, sitiada, y con niños defendiendo los límites de la ciudad, no podían creer, que todo el imaginario que les habían inculcado, solo existía en las mentes desquiciadas de Goebels y Hitler-
-Lo que si era real, es que las tropas del fuhrer habían destruido muchas ciudades europeas, en tanto su capital, continuaba ajena al horror de las bombas y la devastación hasta ese momento. Bombardeada, por los rencorosos rusos a quienes tiempo atrás, los alemanes habían cercado en San Petesburgo (Leningrado)-
-Los rusos, tenían presente, el millón de víctimas que cayeron defendiendo su emblemática ciudad durante ochocientos setenta y dos días, que resistió y venció a los invasores-
-Ya en Berlín buscaban cobrarse la afrenta histórica destruyendo, el emblemático centro del poder germano, aunque ya para ese momento se caía en ruinas-
-La mentira de Goebels y el evidente trastorno de Hitler no podían encubrir que los ejércitos alemanes, estaban aniquilados en todos los frentes de batalla y que su capital, era el símbolo de aquella ostentación guerrera-
-La derrota que costaba más de cuarenta millones de muertes no se podía ocultar más-
-La desolación, finalmente había arribado a Berlín, y el Dictador, se preparaba para casarse con Eva Braun, su compañera de vida, a quién le había negado el matrimonio, porque en el delirio del poder proclamaba que se había casado con Alemania-
-En otro ambiente del blindado escondite, Goebels el artífice de la fastuosidad impresionante, hasta nuestros días, de la propaganda nazi, inducía a la muerte a su esposa y envenenaba a sus seis pequeños descendientes, para terminar después con su vida-
-No quería que quedaran vestigios de su existencia, y ordenó que se quemaran sus cadáveres. Pretendía terminar en cenizas, lo que ya eran cenizas de una locura que incendió al mundo-
-Al final de sus días, doña Eva Braun pudo ser por algunos momentos, señora de Hitler, quién contrajo matrimonio con ella, poco antes de su muerte-
-Ya no presenció el suicidio de su esposo que con un disparo, puso fin a la vida y con ella, a la barbarie de esa conflagración mundial-
-Aquella locura, le había cobrado al pueblo Judío seis millones de mártires, en el impensable holocausto que consumió en fuego, los cuerpos de todas aquellas víctimas de la ceguera política y guerrerista y del extremismo ideológico-
– Fueron asfixiados por gases letales en las cámaras de la muerte y cremados en los hornos que no daban abasto para eliminar los restos de millones de inocentes, a quienes hicieron desaparecer de la faz de la tierra por la voluntad de un grupo de desquiciados que pretendían dominar al mundo-
-Y en qué pensarían los cientos de miles de japoneses que caminando en las calles de Nagasaki o Hiroshima ignoraban que pocos segundos les quedaban de vida, antes de ser consumidos en un instante por un fuego infernal que traía la panza el Enola Gay-
-El bombardero destinado a la macabra misión, hacía realidad por primera vez, la explosión nuclear de las dos primeras bombas atómicas que conoció la humanidad-
-El Emperador Hiroíto, elevado a la categoría de un ser divino, desde su palacio en Tokio, sólo fue testigo referencial, de aquella debacle que finalmente puso fin a la segunda guerra mundial- -Pero ¿qué pasaría por la mente de aquellos miles de seres que fueron evaporados por un fuego desconocido y descomunal y que no dispusieron del tiempo para percatarse de su muerte inminente?-
-Por eso mi querido don Edmundo – me hacía reflexionar aquel hombre mayor, que al recordar esos pasajes de la historia de la humanidad, me marcaba su enojo, por la forma tan irresponsable, que abordamos los conflictos antes de parir una guerra – como él me decía – insistiendo en el hecho, que igual que un embarazo, los síntomas del parto de una confrontación que pueda derivar en una conflagración global o local, se van sumando uno a uno, todos los días, mes con mes hasta que se hace imposible, parar de manera racional el enfrentamiento y desde luego evitar ver parir una guerra.
-Las guerras se gestan y paren- don Edmundo – se confirmaba en su dicho- y somos los mayores… sabios por experiencia y muchas veces por el dolor de nuestras propias cicatrices, quienes tenemos la obligación de anticipar los síntomas de ese parto infernal-
Y sabe otra cosa don Edmundo – continuó – lo que me da más rabia – espetó con verdadero enojo – que después de la guerra… siempre…pero siempre… termina en la proclamación de la Paz- cerró con fuerza ese pensamiento.
Qué de a sombrero – don Edmundo – volvió a subir el tono, como queriéndome hacer comprender la contradicción que entrañaba su planteamiento- Parecía lógico inferir que después de las dos bombas atómicas se rendirían. Y mire usted… Con una ceremonia, digna del de un teatro macabro, el canciller del Emperador del Japón, de impecable traje de levita y sombrero de copa firmaba en un barco estadunidense, la rendición incondicional del país del sol naciente, frente al general Douglas McArthur, representando a los vencedores-
-Siempre la paz, después de la guerra, verdad don Edmundo…- e ironizando con una mueca simulando una sonrisa continuaba – siempre el otro gran teatro… el de la paz… mientras se prepara la próxima guerra-
-Los alemanes, ya lo habían hecho antes de los japoneses firmando de manera similar la rendición incondicional frente a los generales aliados- continuaba el relato.
-Del año 1917 final de la primera guerra mundial, a 1939 preludio de la segunda, más o menos veinte años entre guerra y guerra…y sigue la mula pariendo don Edmundo- concluyó molesto
-Pero ¿porqué le toco estos temas mi querido amigo y hoy confidente? – me arropó para hacerme sentir con más confianza
-Dígame don Edmundo… ¿Quién se hace responsable de las consecuencias? ¿…Quién le devuelve su vida a los muertos? ¿Quién les devuelve su vida a los vivos…que cargaron la devastación de sus muertos? –
-Pero no aprendemos don Edmundo…parecemos niños inconscientes jugando con pólvora en navidad… Miré usted Venezuela, por ejemplo, metida ya en los vericuetos críticos de la guerra civil, que era tan fácil de evitar con sólo respetar las reglas del juego democrático…No se puede sostener un gobierno, o un grupo político que hace de la sangre, un pretexto para justificarse en el gobierno o en la oposición. No hay dictadura que dure para siempre don Edmundo…lo malo es que para enfrentarla siempre o casi siempre le antecede el derramamiento de sangre y la confrontación-
-Ni los imperios…Ni las dictaduras son eternas don Edmundo… Y las ambiciones de los Dictadores no valen una gota de sangre ciudadana…No tiene razón de ser… No es justo. Por eso detesto las dictaduras, mi querido amigo… porque se instalan a base de terror y desafortunadamente caen también en un ambiente de terror-
-siempre se comienza por los presos políticos…la represión disfrazada de legalidad. Leopoldo López, preso y condenado a 14 o más años de prisión en Venezuela, acusado de actos subversivos…Hoy se niega su presencia física a los abogados y familiares…Los presos políticos son un síntoma de descomposición inconfundible en el camino de la dictadura don Edmundo-
-El General Petaín, era Presidente de Francia durante la ocupación alemana…Un Presidente de mentiritas, al servicio de los Nazis, allí mandaba el gobernador alemán designado por Hitler. Así mi querido don Edmundo – que hay presidentes de mentiritas y gobernadores…de verdad… ¿Era ese un régimen democrático don Edmundo el de ese general francés…? Desde luego que no…era un Presidente de mentiritas con un gobernante de verdad-
– Pero ese General, que hizo de Berlín la capital de hecho de Francia, se enfrentó a la lucha del General De Gaulle, que desde el exilio estableció la resistencia a la ocupación germana, hasta que la liberó con los aliados. ¿Pero era necesario el derramamiento de sangre para recuperar Francia?…Desde luego que sí… ¿Pero era necesaria la invasión de Hitler a Polonia con lo que se inicia la Guerra? …seguramente que no…Pero la gran perdedora de la Primera Guerra, Alemania…reclamaba venganza para redimir su rendición en un vagón de tren, que hizo de la guerra y el belicismo un símbolo de identidad…-
-Ahora nosotros…también explorando las posibilidades de un nuevo enfrentamiento…que supuestamente había quedado saldado con la firma de los acuerdos de paz…Hoy le cuento don Edmundo…escuché un editorial de una pluma invitada a un noticiero muy prestigioso de la radio, que decía más o menos…¨Estamos intervenidos…porque nos portamos mal…porque no supimos gobernarnos…pero quizá el dos mil veinte…si nos portamos bien y perfilamos un Estado de Derecho…seguramente nos tendrán confianza y nos devolverán la independencia…así que en nuestras manos está el que volvamos a ser dueños de nuestro destino…¨ Le cuento que me dieron ganas de llorar y medité…¨Así debió pensar el General Petaín…cuando entregó el control de Francia…¨Me voy a portar bien y seguramente, si entrego judíos, capturo a los de la resistencia y establezco un régimen entreguista y de terror…no dudo que Adolfo me devolverá la Torre Eifel¨-
-…Gracias a Dios existía el General Charles De Gaulle, líder de la resistencia y quien con los aliados y gran dignidad para no dejarse avasallar por los Generales poderosos , MacArthur, el Primer Ministro Inglés Winston Churchill y su general Montgomery, el propio Presidente Roosevelt de los EEUU, Estalín el temible dictador ruso, el General Patton, y desde luego Eisenhower, comandante en jefe de las fuerzas aliadas…siempre De Gaulle supo defender su modesta posición con dignidad, muchas veces regateada por el comando supremo…-
-Pero regresemos a nuestro pequeño espacio geopolítico…y meditemos sobre nuestra condición actual don Edmundo- continuó – Esta situación tan particular y extraña en la que estamos entrampados… ya ha marcado a mucha gente que resiente todo lo que está sucediendo y que pareciera no tener principio ni final…pero resulta justo meditar ya, sobre las bajas ocasionadas por un disputa que al no declararse como tal, es como un volcán…de estos nuestros que acumulan energía y la sueltan en el momento menos pensado… ya está creando facciones a la usanza de los conflictos que creíamos superados…por lo menos en Guatemala…Yo don Edmundo…doy testimonio de encuentros amistosos entre combatientes guerrilleros y combatientes militares, que entendiendo que la paz…¨no es la prolongación de la guerra por otros medios…¨empezaban a relacionarse…no estoy diciendo a amarse…pero sí a tolerarse- Don Edmundo-
-Pero ¿qué interés tienen quienes niegan que se ha encendido una polarización indeseable y sumamente delicada y peligrosa en una Guatemala con crisis política, prácticamente sin partidos políticos, con una economía paralizada, con un invierno encima y con una infraestructura vial que difícilmente soportará los aguaceros en pocos días, y con un siete por ciento de inversión el Ministerio responsable de mantenerla y provocar la inversión pública inmediata y dinámica…?-
-Intervención, ya nadie la niega o por lo menos aceptan que existe y que allí está como un fenómeno político fuera de nuestro alcance…-
-Y es posible don Edmundo…Pero ¿quién pagará los errores y las víctimas de los errores…?
-Me pongo a pensar en la viuda del licenciado Pavel Centeno, a quién por cierto nunca tuve la oportunidad de conocer… y sus hijas. Una vida truncada…sin sentido y con una explicación precaria…
-En las familias de los caídos, de los dos bandos, en el enfrentamiento armado…-
-En la muerte del licenciado Raúl Castañeda, a quien tampoco conocí…don Edmundo… privado de atención médica, muere en el seno de una prisión como reo de alta peligrosidad, siendo reconocido como un galeno sobresaliente…sin saberlo culpable o inocente-
… ¿Y las enfermeras del IGSS, cuya prisión en condiciones de la más absoluta indiferencia, impiden en la actualidad que se formen juntas calificadoras para la realización de licitaciones por pánico en empleados menores a tener el mismo destino y que ha generado como mal mayor que se recurra a las compras directas, menos transparentes en los procesos de adquisición de bienes y servicios?-
…El licenciado Julio Suarez, a quien tampoco conozco don Edmundo, que de Presidente del Banguat, por formar parte de una Junta Directiva de segunda, se presume que puso en riesgo toda una vida de reconocimientos en el sector bancario, por una mordida en un negocio que muy poco compensaría sus prestaciones en el Banco de Guatemala…
…En el caso de los militares presos por el conflicto armado interno como tema ajeno al de la corrupción, que confunde a los menos informados y les hace pensar que se trata de los mismos procesos de la corrupción… y a quienes se dice, por algunos juzgadores, que se les está aplicando la Justicia transicional, que no existe en nuestro derecho penal. ¿Cómo se van invocar unas normas que no forman parte de nuestro derecho positivo y vigente…? Ojalá nos pusiéramos de acuerdo para promover una ley que contemple el llamado derecho transicional como el que posibilitó los acuerdos de paz en Colombia…Esa podría ser una solución que retorne al sistema Judicial a la cordura.
…Como ve don Edmundo, las secuelas de este invierno nacional, con tormentas en el horizonte, amenazadoras y comprometidas, nos exige una reflexión, mucho más seria que la que azota todos los días los criterios ciudadanos…Ya es tiempo que se convoquen o nos convoquemos a buscar una salida nacional, que nos lleve al encuentro nacional, la reconstrucción política y la vigencia plena de nuestro ordenamiento jurídico fundamental, que dadas las contradicciones y debilidades institucionales, deviene, su inopinado cambio, en inoportuno y peligroso ¡Es tan difícil entenderlo don ¡Edmundo! ¡Es tan difícil!
No quise contestarle y después de su disertación me dio pena comentárselo en voz alta… pero pensé ¡Pues la verdad… sí…parece tan difícil! y me fui bastante triste.