Columnas

Per saecula seculorum

Me decepcionó la Fiscal General Thelma Aldana, cuando decidió no obedecer la orden del juez décimo de Instancia Penal, al respecto de nombrar un fiscal especial para investigar a Mayra Véliz, secretaria general del Ministerio Público y a Rootman Pérez, el secretario de política criminal de esa institución. No cabe duda que Aldana hizo suya la frase del mariscal Óscar Benavides : “Para mis amigos todo, para mis enemigos, la ley”; misma que ha sido el lema de Iván Velásquez, quien está próximo a tirar a la basura la frase del dictador peruano , al haber decidido arremeter en breve contra funcionarios corruptos del gobierno de la UNE. Parece que el colombiano tiene trastocado el sentido del Momentum, porque debió haber efectuado esas capturas hace mucho tiempo. Lo habría hecho, no cabe duda, si su intención hubiese sido la de efectuar una persecución penal sin selectividad, pero necesitaba el apoyo político de la UNE en el Congreso, y ya no lo necesita más, porque sabe que a la postre, las reformas no serán aprobadas.

Ilustración Guille
I. Guille

Lo mismo sucede con la amnistía fiscal que ordenó a la SAT; debió haber respetado los procesos administrativos de cobro de impuestos, antes de sumir el país en una crisis financiera a consecuencia del terrorismo fiscal. El asunto de las reformas constitucionales se ha convertido en una herida sangrante en el ego del colombiano, que ejerce una presión palpable en el Congreso.

Se percibe de forma más notoria sobre Oscar Chinchilla, presidente del Legislativo, quien ha llegado a insinuar que impedirá la entrada al palco del hemiciclo a quienes lleguemos el miércoles a ejercer nuestro derecho constitucional de presenciar las sesiones plenarias. Chinchilla aduce un comportamiento impropio de nuestra parte, y nos compara con representantes indígenas que recientemente han acudido a observar el trabajo de los diputados, con la diferencia que para ellos el ingreso ha sido expedito mientras que a nosotros, que no somos acarreados, se nos ha obligado a esperar hasta 3 horas para ingresar, buena parte de ellas bajo el sol, a pesar que la mayoría de quienes acudimos, son mujeres.

El miércoles pasado un grupo encabezado por el abogado Alejandro Balsells y otras personas afines a Nineth Montenegro fueron ingresados por una puerta lateral sin hacer cola, privilegiando su condición de militantes de la extrema izquierda. La verdad, ha sido errática la conducta de Velásquez en los últimos días, ya que hace poco manifestó que “Para vencer a quienes viven de la confrontación y el odio, es necesario generar propuestas que nos unan.” Es posible que de manera tardía, el colombiano haya decidido intervenir en el congelado proceso contra Mario Polanco por su supuesta estafa contra el Programa Nacional de Resarcimiento, o que haya decidido intervenir para que no se haga efectivo el pago por Q80 millones para Helen Mack por el caso del Diario Militar. O de repente decidió investigar a la ministra de Salud Pública, Lucrecia Hernández Mack, por los pagos corruptos de la cartera que dirige por centenas de miles de quetzales para sus amigos –novio incluido-, que se dedican en las redes sociales a labores de desprestigio contra quienes les estorbamos, y de propaganda para una agrupación política de extrema izquierda.

El colombiano aspira a otro puesto en la ONU, y quiere irse ya. Debe saber que a donde vaya, el largo brazo de las redes sociales lo perseguirá, per saecula saeculorum.