Columnas

Por un mejor sistema de Justicia

Por: Alejandro Palmieri Waelti

Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, son células del sistema inmunológico que participan en la protección del cuerpo contra las enfermedades infecciosas y los invasores extranjeros”. Lo anterior es una traducción libre de Wikipedia y me pereció conveniente emplearlo como una metáfora de lo que está pasando con las reformas constitucionales. Ante el ataque de agente foráneo, los blancos glóbulos tienen que defender al cuerpo. No pude sino asombrarme de la casualidad que los opositores a las reformas que han ido al Congreso a manifestarse utilizan camisas blancas.

I. Guille
I. Guille

La acción de éstos es una respuesta a la virulenta imposición de las reformas éstas y solo éstas pues el proceso de “socialización” que hubo no sirvió para enriquecer, nutrir o modificar la propuesta original; yo no participe, pero personas e instituciones que si lo hicieron dan cuenta ello. Esa primera línea de defensa permite que otras células cumplan su función y no solo logren sanar al cuerpo, sino lo hagan más fuerte. Estoy convencido que la férrea oposición de algunos a las reformas es necesaria, no para defender la impunidad como ciertos obtusos alegan, sino para que quienes las pretenden imponer atiendan los múltiples llamados a desistir de estas y solo estas reformas y se permita la participación de todos los sectores para elaborar unas que si tiendan a resolver el insoslayable problema del sistema de justicia.

En los medios de comunicación escuchamos cada vez más voces en ese sentido, incluso de algunos que hace poco defendían ciegamente las reformas y denostaban a los que las cuestionamos. Concuerdo con algunos de ellos en que la simple oposición no construye, y hacen falta propuestas. Solamente me permito decirles que eso, precisamente, no ha sido posible hasta ahora porque se han empujado -éstas y solo éstas- reformas señalando cualquier de aporte o disenso como intento de mantener el corrupto sistema y procurar impunidad.

Los conocedores del tema coincidimos en que el sistema judicial tiene enormes falencias y que en buena medida es por la falta de meritocracia en los nombramientos y asensos, pero lo que se propone no resuelve ese problema; nos intentan convencer que así va a ser, pero el sistema de justicia, ¡mucho menos la Constitución de la República! son tubos de ensayo en un laboratorio. Un experimento fallido nos va a costar muy caro, como resultó el bien intencionado, pero fallido, experimento de comisiones de postulación.

El miércoles, la diputada Nineth Montenegro con todo y lapsus linguae presentó una nueva enmienda al artículo 209; ello evidencia que se necesita mucho más análisis y cuidado para la creación o no de un Consejo que se convertiría en un poder dentro de un Organismo del Estado. Estas pretendidas e impuestas reformas no son el único camino para conseguir el sistema de justicia que merecemos los guatemaltecos; si se dan los espacios de discusión y propuesta que hasta ahora no se han dado pues solo lo que viene de CICIG y similares se toma como válido-, habrá propuestas valiosas. Los dejo con una frase que leí esta semana y me pareció que queda como anillo a la situación: “Todo aquello que legítimamente no se critica, más temprano que tarde incubará déspotas, personajes arrogantes y protegerá a otros ‘vivos’, aparentes abanderados de las buenas causas”. La frase es de Edgar Gutiérrez. ¡A que usted está tan sorprendido como yo!

Redacción

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