Columnas

Cristianismo y Política

Históricamente, al revisar la vida y las enseñanzas de Jesús, descubrimos su compromiso con los pobres, que trazó una línea entre la justicia e injusticia. La esencia de la prédica se dirige a la dignificación de la persona y a su salvación. La fe cristiana trasciende este mundo y nos prepara para la gloria celestial.Sin embargo, el tránsito por la vida terrenal nos obliga a asumir una responsabilidad con nuestros hermanos.

El teólogo José Anleu afirmó que, bajo esta perspectiva de la fe cristiana, es necesario “comenzar por los pobres para llevar a cabo la más alta misión humana que conocieron los tiempos, atribuirles la dignidad que nuestra sociedad y nuestra justicia les niegan. Jesús no hace de los pobres meros sujetos pasivos de una caridad y ayudas, sino que los hace sujetos activos de su mensaje ético”.

“Ser cristiano nuclea principios éticos en el que se valora a la persona humana y glorifica a la naturaleza como creación divina”.

La ética del cristianismo con los sectores marginados se expresa en Gálatas 2,10: “solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres”. Esta misión de Jesús, la trasladó a sus discípulos, y en ello radica su dignidad. Junto a esta firmeza de compromiso se hilvana el principio del amor. Ser cristiano es asociarse con el amor de Cristo. Vivir de ese amor y formar parte de la obra redentora. Por ello el pobre es un sujeto activo, que en un proceso de autodeterminación solidaria es capaz de construir una sociedad justa y fraternal. Ahora que vivimos momentos de incertidumbre, corresponde pensar en el papel que juega el cristiano en la política, desde la perspectiva de un Cristo que se entregó a los pobres con amor y determinación.

Hans Küng dijo: es necesario comenzar por una teología de la paz entre cristianos, pero sobre todo de un diálogo entre religiones y cosmovisiones. Se trata de edificar en nuestro territorio una sociedad en la que se pueda superar, la injusticia, la desproporción de los que tienen y los que no tienen. El esfuerzo de un cristiano vinculado de manera directa con la política es hacer suyos los principios de la ética cristiana, para que nuestro mundo deje de ser un sitio atormentado por el pecado de la injusticia y el dolor. Abrir los caminos del futuro en la plenitud solidaria con todas las personas.

Nuestra vida de cristianos no tiene dos espacios, porque lo íntimo es la fuerza que se expresa en lo público en la concreción de la felicidad. Si no existe armonía en el propio corazón, ¿cómo amar a los demás? El compromiso cristiano en la política es cumplir como ciudadano(a) los preceptos cristianos. Ser cristiano nuclea principios éticos en el que se valora a la persona humana y glorifica a la naturaleza como creación divina. El compromiso del cristiano a través de su práctica política se traduce en acciones que dignifican lo creado por Dios. Esto fue lo que indujo a la Iglesia Católica al canonizar a Tomás Moro, como el santo patrón de los gobernantes y políticos, por su testimonio de “inalienable dignidad de la conciencia, en la que este santo rechazó toda componenda y afirmó con su vida y con su muerte que el “el hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral”.