Columnas

Una nave a la deriva

A los males crónicos que a afectan al Estado que para superarlos requieren tratamientos de largo plazo, se suman una serie al parecer inacabable de fallas en diferentes ámbitos de la administración pública. Estas siempre se han dado en anteriores administraciones pero ahora da la impresión de que se acumulan una tras otra, sin que se vislumbre solución a corto plazo, dando la impresión de que el gobierno es una nave a la deriva. Todas esas fallas tienen en común al menos tres aspectos: la improvisación del equipo de gobierno, la ineptitud que se asoma en la mayoría de instituciones y la corrupción. La improvisación tiene que ver con la forma cómo se integraron los equipos en la mayoría de ministerios, secretarías y entidades descentralizadas.

A muchos ministros les impusieron viceministros, asesores o directores, y muchos de ellos buscan que el de arriba o el de al lado caigan, para ocupar su lugar o colocar un allegado. La ineptitud es también evidente. Muchos funcionarios sueltan constantes disparates, poniendo de manifiesto que carecen de los mínimos conocimientos en materia de gestión pública y de la normativa que deben aplicar. A lo que se agregan los crecientes actos de corrupción. Hace alrededor de tres años muchos comentaban que si al menos el 10% de lo que se decía en El Peladero y se transmitía de boca en boca era cierto, el gobierno de Pérez Molina estaba podrido hasta el tuétano. Resultó que la mayoría de hechos que aparecían como simples rumores resultaron ciertos.

Ahora hay cada vez más rumores, que provocan preocupación y acumulan descontento que, tarde o temprano, estallará. Casos como el del Hogar Seguro Virgen de la Asunción son muestras de la ineptitud de los funcionarios a cargo de la Secretaría de Bienestar Social y de corrupción, por los señalamientos de comercio sexual con adolescentes internadas. A esto se suma el de “La Patrona” que sale como Pedro por su casa de lo que se supone una cárcel segura. Si alguien sale así de fácil, ya podemos imaginar que ahí entra cualquier cosa para solaz y confort de los ex funcionarios recluidos y que si estos no se han fugado es porque no quieren. Muestras de ineptitud las vemos en las crisis de falta de pasaportes o de DPI. Lo del RENAP comprueba que la solución no es crear entidades autónomas y descentralizadas, como el Instituto Guatemalteco de Migración previsto en el Código de Migración actualmente en suspenso. Las más recientes entidades de ese tipo, como FONTIERRAS, RIC o RENAP son onerosos desastres.

Otras muestras flagrantes de ineptitud es la falta de solución a la paralización de los tramos carreteros de Escuintla a Pedro de Alvarado y de Cocales a Tecún Umán, por los problemas con la empresas constructoras. En octubre el Ministro de Comunicaciones anunció que en 10 días tendría un plan de acción. Es imposible que, dentro de la ley, no puedan encontrar vías para separar la solución de los contratos de lo que es el funcionamiento de un ser vicio público esencial, como son estas carreteras vitales para la economía nacional. Otras muestras de ineptitud lo vemos en la precariedad que afecta a la PNC. Mientras el Ministerio de Gobernación pretende comprar carros blindados hay una comisaría situada en Mixco, con 140 agentes, una patrulla y 11 motos, con nueve fuera de servicio. Los agentes, debían hacer coperacha para comprar cisternas de agua y tener con qué bañarse y hacer funcionar los sanitarios.

En el conflicto de Ixchiguán-Tajumulco se indica en Prensa Libre (13/5/17) que los agentes de la PNC fueron enviados sin chalecos antibalas a una zona donde los comunitarios manejan armas de grueso calibre. Un programa vital para reducir la desnutrición crónica (una de las metas del gobierno) e implementar la Agenda Rural, que el presidente muestra por todos lados, es el Sistema Nacional de Extensión Rural (SNER). En 2016 el MAGA hizo un proceso de selección riguroso, pero dentro de los arreglos con diputados, que incluyeron gobernaciones, ese personal ya no fue contratado para este año y los diputados designan allegados que no llenan los requisitos establecidos y se dedican, cuando hacen algo, a proselitismo político, sin que las autoridades del ministerio, incluso el ministro, tengan posibilidad de ponerlos en orden.

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