Los peores temores de los jóvenes emprendedores… ¡y cómo enfrentarlos!
Lic. Rafael Flores
El crear una empresa siempre tendrá sus riesgos, pero debemos identificar todo tipo de amenazas para poder lograr subsistir y ganar el reconocimiento que siempre buscamos.
Entre estos riesgos podemos mencionar los siguientes:
Una guerra de precios
Que un competidor de la vieja guardia entre en escena e imponga una guerra de precios es una de las amenazas más temidas por el emprendedor, pero aunque es bastante probable que te la encuentres, no es excesivamente grave.
No tiene porque ser negativo sino que por el contrario te puede crear mercado. Las multinacionales, o no saben, o son muy lentas a la hora de plantear sus estrategias comerciales. Y si lo hacen muy bien a nivel publicitario, se puede beneficiar el emprendedor indirectamente.
Me copien la idea
Si has detectado un nicho de negocio y entras, al poco tiempo llegarán otros competidores a los que tú has abierto los ojos. Esto es la ley del libre mercado. No vas a tener más remedio que tomar medidas para prepararte cuando llegue esa competencia.
Y al contrario de lo que se piensa, ésta es una de las amenazas menos graves para una empresa: que te copien tu producto o servicio, salvo en el caso de que afecte a tu autoestima como emprendedor, porque realmente la gravedad es que imiten tu conocimiento
Los pequeños pueden ganar las guerras con un servicio más personalizado cuando les copian. Estas amenazas te pueden llevar a buscar constantemente nuevas soluciones y nuevos productos que hacen que su empresa crezca. Y no en todos los casos se puede recurrir a una patente.
Un empleado se lleva tus (pocos) clientes
En contra de la creencia popular, los empleados que salen de la empresa llevándose cliente y montando empresas similares para hacer la competencia no son los “peores” empleados, sino que suele tratarse de empleados decepcionados, a los que se les ha prometido algo a lo largo del tiempo y no se ha cumplido con esa promesa. En este caso, el “desencanto” de los profesionales es ajeno al salario o a las políticas de incentivos sociales, sino que está relacionado con el deseo de mayor vinculación con la organización.
Proveedores que no cumplen con su palabra
Muchas empresas se fijan sólo en el precio a la hora de seleccionar a sus proveedores. Pero esto a la larga sale caro, porque el producto o el servicio pueden llegar en condiciones que no son las pactadas. Puedes encontrarte con un proveedor que no te entrega el producto en las condiciones que se hayan pactado, en los plazos acordados o con la calidad que se haya fijado. En las empresas que cuentan con un responsable de compras es complicado que se produzca esta situación. Tienen en cuenta más valores que el precio o las cualidades técnicas.
Espionaje comercial
Esta amenaza pone de manifiesto la importancia de registrar marcas, patentes y diseños industriales. Además del impacto económico (en el mercado y en los tribunales) tiene un alto impacto moral.
Una cosa es que una empresa trate de imitar tu negocio o tu producto (una línea de tu negocio) y otro que se robe información confidencial, desde dentro, sobre cómo se fabrica tu producto. Cuando se trata de la elaboración de productos es especialmente grave (los sectores informático, automovilístico, y aeronáutico protagonizan los casos más mediáticos). En el sector servicios, el espionaje también se da, pero ahí la receta es más complicada.
Esta amenaza es especialmente grave para una empresa que nace o para un negocio que está dispuesta a lanzar un nuevo producto. Peor aún, si la empresa únicamente tiene un producto (cuánto más diversificada esté la cartera de productos, menor es el impacto para la empresa).
Perder clientes sin tener la culpa
Si no tienes un contacto directo con tus clientes, más allá de facilitarles tu producto, es habitual que aparezca este problema. Generalmente este tipo de situaciones se pueden prever también con antelación. Sobre todo si tus clientes operan en sectores que experimentan frecuentemente vaivenes económicos. La gravedad de esta amenaza está estrechamente ligada al grado de diversificación de la cartera de clientes de la empresa.