El petróleo, coyunturas y actualidad
Los inversionistas en la industria petrolera y los gobiernos de países productores mayores, impresionaban a los medios de comunicación global, cuando hace menos de un lustro, se cotizaba el barril de los crudos marcadores por arriba de los 100 dólares. Pero luego se dio un frenesí tan real como igualmente mediatizado, relativo a la producción de petróleo mediante revolucionarias y novedosas técnicas, consistentes en estimular yacimientos considerados agotados bajo la antigua metodología de producción.
Nos referimos a la aplicación de las técnicas del “fracking” o fraqueo, que posibilitaron recuperar reservas dormidas de hacía décadas, sobre todo en territorios otrora grandes productores de petróleo en la unión americana. Bastó un lapso de apenas cinco años, para que la disponibilidad de esa nueva producción sumara millones de barriles, logrando así los Estados Unidos, un nuevo y alto grado de autosuficiencia, que les ha permitido reducir su demanda de fuentes externas, principalmente de los productores tradicionales como la OPEP.
Efecto de lo mismo en los mercados mundiales, fue el paulatino corrimiento del precio del petróleo y sus derivados hacia la baja, llevando a la situación actual que se ha revertido en contra de los grandes productores como Arabia Saudita, Kuwait, Irán e Iraq en el medio oriente, así como en Europa con Noruega y Rusia, no digamos Venezuela y México en América Latina. En consecuencia y por el derrumbe de los precios, también los pequeños productores hubieron de revisar sus planes originales, elaborados bajo parámetros anteriores a esta actualidad, tal el caso de la inversión bajo contratos de exploración y explotación. Colateralmente, las regalías y otras rentas contractuales de la producción petrolera, mermaron los ingresos fiscales de los países en donde se produce petróleo, en mayor o menor volumen, tal el caso de Guatemala.,
Y ante cambios tan drásticos, ese brusco descenso de los precios, aun hoy día a niveles por debajo de los 50 dólares el barril, a muchos productores no les ha quedado otra que la retirada, al no poder sostener costos con los actuales precios bajos.
“Los bajos precios son un importante beneficio, al corto plazo”
La Agencia Internacional de la Energía definió esta situación muy claramente “Los bajos precios son un importante beneficio, al corto plazo, para los consumidores… (pero) de persistir los precios bajos, las inversiones en suministros adicionales serán recortadas…El resultado puede ser un pronunciado incremento de los precios y el riesgo de obstaculizar el crecimiento económico” (IEA, Oil Market Report, March 2016, May 2017).
Y más crítico aun el caso de Venezuela, país con grandes reservas pero de petróleo del tipo pesado, cotizado a precios muy bajos y menor demanda. Además, las políticas chavistas acabaron con el negocio de la “orimulsión”, una mezcla de crudos pesados mejorados que eran adquiridos por los japoneses.
Para bien o para mal, nunca deben desestimarse los factores riesgo y las coyunturas de los mercados.