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Sammy Morales, el relato de una triste mañana

¿Cómo recuerda la mañana en la que fue capturado?

Estar privado de libertad es quizá una de las más difíciles experiencias que me ha tocado vivir.  Sin embargo, es también el momento de mi vida en el que más he podido ver el apoyo de mi familia, mis amigos y de mucha gente linda que me hacía llegar sus mensajes de solidaridad.

Lo que más me afectaba al estar detenido era pensar en la seguridad de mi esposa y mis hijos.  Muchos amigos se pusieron a las órdenes y conseguimos nos alquilaran una casa para que mi familia se mudara a un sector más seguro que donde habíamos vivido por más de 18 años.

Ese cambio de casa tenía dos propósitos. Por un lado, darle más seguridad a mi familia. Por otro lado, necesitaba alejar a mis hijos del trauma que representó el allanamiento y mi posterior captura la mañana del 18 de enero. Todo, mientras ellos se alistaban para ir a estudiar.

Samuel MoralesEsa mañana será difícil de olvidar. La imagen que no logro borrar de mi cabeza es la de mi hijo de 9 años saliendo de bañarse con el cabello mojado y envuelto solamente con una toalla blanca, mientras la casa era invadida por personas uniformadas y armadas con fusiles de asalto.

Dios me dio la paz necesaria y pude pedirles a las fiscales que conducían el allanamiento que sacaran de mi casa a la gente armada con fusiles. Se quedaron únicamente ellas y los policías que practicarían el allanamiento. Luego le pedí a mi esposa que preparara café para la incómoda visita, mientras seguíamos con el ritual matutino de enviar a los niños a estudiar.

Temblaba por dentro, pero debíamos mantenernos en paz para proteger el corazón de nuestros hijos. Les pedí a mis dos hijos pequeños que se sentaran a la mesa a desayunar entre aquella intimidadora escena.  Mientras, policías y fiscales, revisaban los documentos que teníamos en la sala-comedor, le pedí a mis hijos que se peinaran y lavaran los dientes para luego despedirlos con un abrazo.

Cuando finalmente mis hijos se fueron pude respirar más tranquilo. Mi objetivo más importante de esa mañana había sido alcanzado: que mis hijos salieran en paz y sin perturbarse demasiado. Podíamos continuar con el allanamiento que había comenzado antes.

Mi hija, que debía haber salido ya para la Universidad, era otro tema. Ella había estado ayudándome a mantener la situación bajo control. Cada vez que la veía me daba cuenta que hacía un gran esfuerzo por no llorar. Sin embargo, seguía mis instrucciones y mientras sus hermanos salían, les ayudó a buscar sus mochilas, preparar sus loncheras y los suéteres de sus uniformes. Era obvio que a ella no la enviaría a estudiar tan tranquila como lo habíamos logrado con sus hermanos.

Mi hija, me enteré después, no fue a estudiar y se dedicó a acompañar y apoyar a su mamá. Siguieron de cerca las noticias, mientras fuera de la casa abundaban las cámaras, los periodistas y uno que otro curioso que llegaba a husmear.

«Enfrentar un proceso judicial es lo último que cualquier persona pueda desear.  Yo no soy la excepción. Este proceso ha afectado nuestras rutinas, nuestros planes y nuestra economía…»

¿En qué pensaba Sammy Morales, durante su permanencia encerrado?

En que pudiera alquilar una casa lejos de donde vivimos esa experiencia, me mantuvo tranquilo durante mi encierro. Ahora estoy remozando la casa donde vivimos toda una vida para alquilarla o venderla y empezar a buscar dónde comprar y empezar nuestra vida nuevamente.

En cuanto a mis hijos, creo que han superado el trauma que representó la violación de su paz, su privacidad y su hogar. Lo que es seguro es que tendremos que reconstruir nuestra paz en otro lado. La casa que hoy alquilamos está bien, de hecho, era la casa modelo de una pequeña urbanización. Quizá podamos comprarla en el futuro, aunque mi hijo de 9 años sigue pidiendo regresar a su casita.

¿Qué respuesta ha dado usted a la petición de su hijo?

Siempre que mi hijo me pide regresar a su casita trato de explicarle que esa casa seguirá siendo nuestra casa, pero que de momento necesitamos vivir con más privacidad y que juntos buscaremos una nueva opción.

¿Cómo ha vivido la experiencia de enfrentar a la justicia?
Samuel Morales
“Siempre que mi hijo me pide regresar a su casita trato de explicarle que esa casa seguirá siendo nuestra casa…”.

Enfrentar un proceso judicial es lo último que cualquier persona pueda desear.  Yo no soy la excepción. Este proceso ha afectado nuestras rutinas, nuestros planes y nuestra economía. Aun así, hemos tratado de mantenernos unidos como familia, trabajando todos juntos y en mi caso, apoyándome en mis hijos y sobrinos para cumplir con las responsabilidades de la empresa.

¿Cuáles son sus expectativas en relación a las acusaciones formuladas en su contra?

Siempre he dicho que lo nuestro es la consecuencia de malas prácticas administrativas de los funcionarios de Gobierno. Así que, siendo temas administrativos, deberían resolverse en las instancias administrativas que nuestras leyes indican. El caso es simple. El Registro de la Propiedad compró canastas y recibió canastas. El registro de esas compras es irregular y como particulares estamos en la disposición de pagar las consecuencias de nuestro error en las instancias administrativas o civiles que corresponda.

¿Confía usted en las autoridades de justicia del país?

He dicho desde el primer momento, que confío en nuestras instituciones y que confío en nuestro sistema de justicia.  Es difícil seguir diciéndolo al ver la falta de seguridad jurídica, la toma de decisiones discrecionales e interpretaciones antojadizas de la ley y al sufrir en carne propia los extremos a los que se ha llevado este caso.  Aun así, sigo creyendo y acudiendo a las instancias que la ley nos permite y otorga a los guatemaltecos porque solamente hemos dicho la verdad.  Y al final, la verdad nos hará libres.

Redacción

Equipo de redacción