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Fegua: oportunidad de oro

De los ferrocarriles de Guatemala solo quedan museos, una canción y unos cuantos rieles que hace unos años se vendían por ahí a 10 centavos la libra. La historia de nuestra línea férrea, que bien podría ser la envidia de Nicaragua, Honduras o Panamá, es la triste historia de la falta total de autoestima de un país y la ausencia de un proyecto de Nación.

El tiro de gracia del servicio ferroviario fue una extraña privatización de Fegua durante el gobierno de Álvaro Arzú. Mientras esa ruta sigue tirada, en Nicaragua los chinos construyen un tren terrestre que cruzará los ríos y lagos de ese país, desde Puerto Brito, en el Atlántico, hasta el puerto Punta del Águila, en el Pacífico. Podrán navegar barcos de 400 mil toneladas y se espera que cada año pasen unos 5,100 barcos. Unas 30 horas les tomará atravesar el canal a cada nave.

La obra duplicará el Producto Interno Bruto y generará 200 mil empleos. Honduras, por su parte, proyecta la construcción de una autopista de cuatro carriles que unirá los océanos Atlántico y Pacífico mediante la conexión del norte y sur del país. La vía férrea de Guatemala aún puede rescatarse y convertirse en una ruta interoceánica; por ejemplo, un moderno tren de carga y de pasajeros, obra de gran envergadura que podría licitarse a nivel internacional.

“La vía férrea de Guatemala aún puede rescatarse y convertirse en una ruta interoceánica”.

Esa ruta, aparte de hacernos competitivos a nivel centroamericano y continental, daría solución a la actual crisis de transporte urbano y extraurbano y evitaría más muertes, provocadas por asaltos, extorsiones y accidentes. El tránsito de tráileres y furgones se ha vuelto una pesadilla en las carreteras y en la ciudad de Guatemala. El valor real de la desaparecida Fegua es la conexión estratégica que logra su recorrido, al conectar el océano Pacífico, el sur de México y el norte de El Salvador con los puertos guatemaltecos en el mar Caribe, desde donde se accede al océano Atlántico.

Es más que obvia la oportunidad que tiene el Estado guatemalteco de aprovechar en beneficio del país este recurso envidiable. Para este proyecto debería buscarse a grandes inversionistas, no los mismos charlatanes acostumbrados a venir a Guatemala a robar, aprovechándose de nuestro malinchismo y la corrupción que nos caracteriza. El capitalista nuestro es muy aldeano y solo piensa en su bolsa. No piensa en proyectos monumentales de país ni en el largo plazo. Guatemala tiene en la vía férrea un corredor seco natural, casi listo.

El gobierno debería primero recuperar y habilitar la línea en toda la ruta interoceánica, y segundo, someter el proyecto a una licitación transparente, internacional, pensando en un moderno tren de carga y de pasajeros.

Sería burdo que después de lo sucedido con Fegua, con pérdida de 20 años y el pago de una alta sanción económica por incumplimiento en el contrato con Ferrovías, el gobierno repita otra vez los mismos errores, o peor aún, que pierda para siempre ese patrimonio nacional que puede convertirse en una obra estratégica a nivel centroamericano y continental.