Siguen haciéndole ojo pache
En el lenguaje popular de mi época cuando alguien provocaba a otro se decía que andaba haciéndole ojo pache a una buena cachimbeada y, por supuesto, se utilizaban otros términos más castizos. Pues da la impresión que los diputados no se han dado cuenta que, con sus cínicas actuaciones, cada vez más le hacen ojo pache a la ira popular que, así como van las cosas, tarde o temprano va a estallar.
No solamente salen del Organismo Legislativo verdaderos engendros jurídicos, con iniciativas y leyes absurdas, si no que cada vez dan mayores muestras de que el malestar ciudadano en contra de la corrupción les importa un comino y que ellos están en empeñados en hacer lo que a la mayoría lo motivó a buscar una curul: ordeñar la vaca estatal, así se tratede una vaca famélica y que el pueblo esté cada día más desesperado por el estancamiento económico, el aumento de la pobreza y el embate de la criminalidad.
En más de una ocasión hemos señalado que esperábamos que la Contraloría General de Cuentas tuviera un arranque de macho viejo y dejara de ser la tapadera de la corrupción. Desde hace muchos años los contralores – llamados ahora auditores gubernamentales – han sido complacientes con los funcionarios poderosos y dispuestos a llegar a un arreglo económico con quienes no son tanto.
Contaba un alcalde de un municipio de San Marcos que él no tenía problema con los contralores. Cuando le llegaba uno nuevo, solamente le preguntaba cuántos años tenía de trabajar en la Contraloría. Si tenía más de tres años, era seguro que ya estaba en la jugada. Entonces le decía que no perdieran el tiempo. Que solo dijera cuánto quería y asunto arreglado. Esta forma de actuar es favorecida por la corrupción imperante en los altos niveles y la discrecionalidad de los auditores, que es común a las instituciones encargadas de ejercer controles. Me decía en una ocasión un funcionario de la Contraloría que había tantos criterios como contralores.
Lo que genera una enorme incertidumbre en las instituciones pues, por mucho que se conozcan las normas y los procedimientos, lo que un contralor acepta el que lo sustituye lo va a objetar. No cabe duda que necesitamos una contraloría fuerte, independiente, competente y proba. Por eso resulta intolerable lo que han dicho algunos diputados de iniciar acciones legales contra los contralores que hicieron reparos al Congreso.
“No solamente salen del Organismo Legislativo verdaderos engendros jurídicos, con iniciativas y leyes absurdas, si no que cada vez dan mayores muestras de que el malestar ciudadano en contra de la corrupción les importa un comino”.
Lo que procede, si un funcionario no está de acuerdo con los hallazgos de la Contraloría es hacer uso de los medios de impugnación que la ley garantiza en contra de toda resolución administrativa. No hay resoluciones inapelables. Pero la fiscalización debe ser rigurosa. Partir de una premisa básica. Toda erogación de fondos públicos debe estar respaldado por una norma que habilite al funcionario para destinar recursos para un determinado fin.
Por ejemplo, el pago de aguinaldo o bono 14 sobre la totalidad de la remuneración y no únicame nte sobre el salario base es ilegal. A cualquier trabajadorsea del sector privado o del público, no se le incluyen en el cálculo los bonos que perciba por cualquier concepto. Lo que han hecho los diputados, al convalidar esos pagos mediante un acuerdo legislativo, es absolutamente ilegal, pues las normas no pueden tener efecto retroactivo. Lo que procede es que la Contraloría inicie un juicio de cuentas para lograr una de dos: o los diputados devuelven lo ilegalmente devengado o los que autorizaron los pagos deben asumir la responsabilidad de reintegrar los montos pagados de forma igualmente ilegal. Algo parecido a la millonaria indemnización pagada al ex alcalde de Santa Catarina Pinula.
Es también necesario revisar el sistema de multas de la Contraloría. Es uno de sus métodos preferidos, pues aumenta sus ingresos privativos. Pero los fiscalizados se adaptan, tomándolas como parte del costo de las anomalías. He sabido que muchos alcaldes sacan el monto de las multas de las finanzas de la municipalidad, con la complicidad de proveedores y contratistas, que les facturan materiales o pequeñas obras destinadas a comunidades rurales y obtienen de líderes alineados e igualmente venales, los comprobantes correspondientes. Se demuestra que en materia de creatividad, los corruptos nunca se quedan cortos.
En fin que los ciudadanos debemos despertar del letargo en el que parece que hemos caído, que es aprovechado por los corruptos para seguir haciendo mangas y capirotes con el Estado y sus recursos.