Sobre el dictador
Difícil tarea es caracterizar a un tirano: su crueldad, algo común en muchos de ellos; actuar conforme los dictados de su voluntad, su desprecio hacia las normas, la imprevisión de su conducta, etc., son rasgos insuficientes, aunque se acepta que todos confluyen para integrar este concepto.
Siguiendo a Federico Trillo-Figueroa (El poder político en los dramas de Shakeaspeare, 1999), cabe recordar al jurista italiano a Baldo de Ubaldis (1327-1400), que formuló una distinción basada en el origen y el tipo de tiranía: tirannus absque título (el que tiene viciada su legitimidad de origen) y tyrannus absque exertitio (aquel que se vicia de ilegitimidad el ejercicio del propio poder, con independencia del título de su adquisición). Y para completar este complejo cuadro, cabe otra advertencia, dicha con palabras de Ilán Semo: “la dictadura no es una antítesis de las instituciones, ella misma es otra institución”. (Necropolítica. La Jornada, 19.11.16).
En otro orden de ideas, no debepasar desapercibido el hecho de que el tirano también es un ser humano y que, como tal, tiene sus luces y sus sombras. Para citar un ejemplo, un escritor de la talla de Emil Ludwig apuntó que: “los dictadores tienen bellas manos; las tenía Stalin, por ejemplo” y añade “haber descubierto este rasgo, no ocasionalmente, sino siempre.” (Marco Antonio Denegri, En el caso de la mujer, la belleza manual no se compadece con la del cuerpo. El Comercio. pe. 13.02.17).
“En otro orden de ideas, no debepasar desapercibido el hecho de que el tirano también es un ser humano y que, como tal, tiene sus luces y sus sombras”.
Jacques Bainville, (Los Dictadores, citado por Marco Antonio Denegri, La venganza. El Comercio.pe. 08.01.17), relata esta interesante anécdota: “El dictador venezolano Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), encarnación del autoritarismo drástico, pronunció una frase célebre en su lecho de muerte. “Al pedirle su confesor que perdonara a sus enemigos, respondió: «No puedo; los he matado a todos.».” Y una conclusión interesante de Bainville es que: «La dictadura es como muchas cosas. Puede ser la mejor o la peor de las formas de gobierno.
Hay excelentes dictaduras. Las hay detestables. Buenas o malas, ocurre, por lo demás, que con frecuencia las imponen las circunstancias. Entonces los interesados no eligen. Soportan.