Columnas

Nuevo PDH

Por: Luis Roberto García Leiva

Se lee, recientemente, ya la casi elección entre los tres candidatos elegidos por la Comisión de los Derechos Humanos del Congreso de la República, en donde por sus perfiles y calidades que se requiere para ser Magistrado de Conciencia, se solicitan los mismos requisitos de ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia y la cual le dan las mismas inmunidades y prerrogativas de los diputados al Congreso de la República.

No conozco la trayectoria de los tres candidatos electos, pero si es necesario que el nuevo procurador realmente vele por los derechos de la población y no solamente sea señalado de velar por los derechos de personas que fuera de la ley y comprobado en un juzgado competente se hayan reñidos con la ley.

Asimismo, se les señala de defender a personas que han atentado contra los derechos de las otras personas y las personas los acusen de ser defensores de personas que delinquen en las calles y que seguidamente muestran su malestar por este detalle. El cargo de PDH, como lo dice la Ley de la Comisión de Derechos Humanos y del Procurador, es incompatible con el desempeño de cargos públicos; de cargos directivos de partidos políticos de organizaciones sindicales, patronales o de trabajadores, con la calidad de ministro de cualquier religión o culto con el ejercicio de la población.

El elegido, debe dejar un poco su trabajo de oficina y ser más allegado a la población, debe investigar y denunciar comportamientos administrativos lesivos a los intereses de las personas para que la PDH, retome realmente su sentido y no hacer un trabajo hacia adentro de la institución sino debe ser más abierta como institución y sobre todo el nuevo Magistrado de Conciencia debe ser más conocido por su trabajo y como lo dice su puesto un defensor del pueblo que verdaderamente las personas puedan confiar en él.

Quizá la Defensoría del Pueblo debe dar un giro total, para que las personas no los acusen de ser defensores de delincuentes o mareros sino ser representativos de todos aquellos sectores que realmente los necesitan y ser un poco más activos en cuanto a su papel ante la sociedad guatemalteca que espera de ellos apoyo para que sus derechos humanos sean respetados por todos.

Es difícil hablar del papel de la PDH, pero considero que está a tiempo de dar un cambio completo y evaluar su trabajo y reenfocarlo para que no se vuelva puramente en un cargo de adorno, sino una institución que valga la pena y ser un ente como dicen sus atribuciones, investigar toda clase de denuncias que les sean planteadas por cualquier persona, sobre violaciones a los Derechos Humanos.

Confiemos, en que la Comisión de Derechos Humanos también se ponga la mano en la conciencia y elija al mejor y no utilice esta oficina solo para obtener algún beneficio personal y se convierta en un lugar para que todos los allegados a la misma tengan empleo. Al nuevo PDH, que sea un magnífico profesional, pero una persona honrada digna y trabajadora que luche realmente para lo que fue electo.