Columnas

La importancia de proteger los derechos humanos

Por: Fernando A. Marín

Guatemala es un país con una precaria situación en el respeto y garantía de los derechos humanos. Sufre una crisis que pone en evidencia la situación de desigualdad y exclusión existente en el país. Un Estado que limita su lucha a defender su endeble estructura se ha mostrado ineficaz en cumplir con sus deberes, más triste aún la finalidad del Estado de Guatemala, que es la realización del bien común, que aparenta ser una letra muerta.

Los desafíos que se tienen para lograr la protección de los derechos humanos trascienden a los gobernantes de turno, son desafíos estructurales que pese a algunos esfuerzos no se han podido reparar. Aquellos problemas endémicos pasan por el acceso a la justicia, la seguridad ciudadana, la marginación y discriminación, que repercuten sobre otros derechos como la seguridad alimentaria, la educación, los derechos laborales y la salud, por nombrar algunos.

La sistemática violación de los derechos humanos en Guatemala parece ser un problema ajeno a los gobernantes, que no toman las medidas necesarias para poner freno a esta situación tan degradante. Evidencia clara es que, pese a formar parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) y haberse aceptado –como Estado- la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), desde el 9 de marzo de 1987, persiste la falta de cumplimiento de las recomendaciones y las sentencias de los órganos del SIDH. Un Estado y sus gobernantes que no reconocen y se hacen de la vista gorda de la situación en la que se está inmersa.

Por su parte, a nivel nacional, esta situación ha tenido como consecuencia que se le otorgue un poder inmensurable a la Corte de Constitucionalidad, la cual en su función de velar por el orden constitucional ha derivado que todos los asuntos se encomienden a su decisión. Es inconcebible que en una gran parte de conflictos judiciales y extrajudiciales se termine discutiendo un asunto constitucional, ¿para qué sirve toda la estructura la estructura del Estado entonces? La protección de los derechos humanos pasa por cambiar un paradigma, una concepción, una cultura.

Desmantelar la estructura –en términos de concepción del respeto y garantía de los derechos humanos- y reinventarla es necesario. Invertir en el largo plazo, ya que la protección de los derechos humanos es fundamental. El caso de las niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción es el claro retrato de la situación de los derechos humanos en Guatemala. Refleja la incapacidad del Estado de prevenir, de reaccionar, de crear medidas de seguridad y de deducir responsabilidades; se muestra el desdén por los grupos vulnerables; y, sobre todo, la dejadez por la niñez.

¡Ninguno de los responsables hizo su trabajo! Pese la existencia de denuncias, evidencia contundente de que existían problemas, se sometió a estas niñas a que vivieran un infierno que les quitó la vida, y a las sobrevivientes les dejó una cicatriz que les marcará sus vidas. Este país no puede normalizar este tipo de tragedias, de vulneraciones. Se debe trabajar con una visión de país para que los derechos sean respetados y garantizados, desde el derecho a la vida hasta el acceso al internet. Con los derechos fundamentales no se debe de jugar.

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