Resulta que la corrupción SÍ es normal
Aquí la corrupción sí es normal. Tan normal como permitir, en este país, que un “diplomático” pueda llamar estúpidos a algunos diputados. Que, aunque pudiera tener razón, pues algunos sí se prestan a que se les aplique el término, Robinson en su calidad de embajador no tiene la potestad de venir a insultar de esa forma. Imagínense que, en Estados Unidos, en calidad de diplomático, uno decidiera ir a insultar a congresistas.
Seguramente sería cambiado de inmediato por “órdenes superiores”. Regresando a lo que compete a esta columna, sin ánimos de defender a Jimmy Morales por su intervención en la entrevista con Jorge Ramos para CNN, lamento informarle a la ciudadanía en general que en algo sí estaba en la razón: la corrupción sí es normal en este país. “Que estúpido, cómo se atreve”, leí por allí en redes sociales. Claro, es indignante el descaro, por supuesto que sí. Pero no por ello deja de tener razón.
Según la RAE, normal es algo que se “halla en su estado natural; que por su naturaleza, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. También se la da este significado a la palabra: “que es predecible, lógico o razonable por ser habitual”. Como podrán ver, las acepciones de la palabra aplican al contexto y por esta vez, aunque nos indigne y sea un balde de agua fría, Morales tenía razón. Comprendo que exista cierto desdén a todo lo que venga de Morales, sobre todo por su desgastada imagen en tan poco tiempo y sus múltiples metidas de pata. Y sus incongruencias, que, aunque no se le ha acusado a él directamente, si hay por allí muy cerca durmiendo a su lado algunos “corruptos y ladrones”. Entiendo. Pero esta vez creo que solo fue bastante sincero, porque la palabra, como mencioné, se aplica a algo que es predecible y habitual.
Entonces, la corrupción SÍ es normal en estas latitudes, les guste o no, porque es lo que vemos todos los días. No se debería confundir normal con correcto. Que sea habitual y común, no es lo mismo a que es lo correcto o la situación ideal. Es una situación del problema del ser y el debe ser. A Morales en esa entrevista se le vio cansado, irritado, perdido y por momentos, como que si no pudiera controlar su frustración ante las preguntas de Ramos, algo que anteriormente había sabido manejar por el mismo tema que las cámaras no son novedad para el comediante y ahora Presidente, pero parece que este nivel de presión ya se ve reflejado y es imposible ocultarlo con cinco capas de maquillaje mate.
Señores: lamento informar que la corrupción en Guatemala es, en efecto, normal, habitual, corriente, predecible. El término sí es correcto en un país donde el 30% del presupuesto nacional es vulnerable a la corrupción, y donde el Estado deja de percibir unos $500 millones anualmente. El costo de la corrupción, según un estudio presentado por ICEFI, “representa cuatro veces el presupuesto actual del ministerio público”. Claro, que Morales haya expuesto un tema por CNN que nos da pena, es otra cosa. Pero de que la corrupción es y ha sido normal desde tiempos de tatalapo y sin ir más lejos, en cada gobierno de la era democrática, allí si no hay cómo tapar el sol con un dedo.