Editoriales

Todo acto natural o social tiene un límite

Nuevamente los niños problema, en conflicto con la ley, o los inadaptados sociales como los denominarían algunos teóricos, se ponen de manifiesto en el imaginario guatemalteco, al hacer de las suyas en un centro de los denominados de rehabilitación o correccional de menores.

Ayer, en el centro de detención de menores Las Gaviotas, se desató nuevamente un motín de los reclusos, quienes reclamaban mejor trato y mejor alimentación. La población guatemalteca en los comentarios vertidos en las redes sociales, piden que se le ponga un alto a esta situación, en la cual todos los ciudadanos, cansados de las atrocidades realizadas por los inadaptados que son protegidas por la institución del Procurador de los Derechos Humanos.

El simple ciudadano se pregunta cómo es posible que estos inadaptados puedan tener la protección de los Derechos Humanos, cuando ellos practican sicariato, robo a mano armada, extorsiones y otras sandeces que los caracterizan. ¿Quién sale a proteger a sus víctimas?, ¿Quién se preocupa por la angustia que vive el simple mortal de los trabajadores y madres guatemaltecas que todos los días salen de sus casas en busca del sustento diario y no saben si regresarán con salud, no digamos vivos, a sus hogares al terminar su jornada laboral?, pues pueden ser víctimas de asaltos o una bala perdida en cualquier calle donde los NENES inadaptados, protegidos por su inimputabilidad y por los derechos humanos, hacen de las suyas sin importarles ninguna consecuencia.

Por otro lado, las estructuras criminales a las que los NENES de las maras pertenecen, ya forman parte del crimen organizado, el cual está empeñado en mantener sus estructuras criminales poniendo de rodillas a la población que empieza a cansarse y no sería raro que nuevamente vuelvan los linchamientos y la toma de la justicia por sus propias manos, ante la ausencia de acciones que permitan la persecución real, juicio y castigo a estos criminales provocando que un buen porcentaje de nuestra población que cada día suman más, reclame LA PENA DE MUERTE.

El pueblo guatemalteco, se pregunta ¿por qué es que la mayoría de los recluidos en este tipo de cientos de detención son mayores de edad? Y no son trasladados a las cárceles comunes o castigados de acuerdo a lo que cualquier ciudadano recibiría como pena por una falta o delito cometido si cualquier ser humano tenga la edad que tenga, es capaz de asesinar a otro humano, debe conocer las consecuencias de sus actos. Por lo que no es posible que tenga trato preferencial en su condena si es sentenciado a los 17 años, pero viene practicando sicariato desde los 12 o 14 años.

Por qué los señores mal llamados Padres de la Patria, en vez de preocuparse por el tráfico de influencias o su permanencia vía el transfuguismo en el Congreso, no se dan a la tarea de modificar el código penal que permita que esta clase de asesinos sean condenados de acuerdo al crimen que han cometido sin importar la edad que tienen pues si han sido capaces de asesinar a sangre fría, no una sino varias veces, ¿Qué garantiza que al salir de las universidades del crimen? Como los guatemaltecos llaman a los centros de reclusión, no volverán corregidos y aumentados a sus andanzas, de sicariato y extorsión, o lo que es peor a formar parte de estructuras mucho más sofisticadas para someter a la población a un clima de terror.

¿Hasta cuando este bello país podrá soportar, tanta atrocidad de la delincuencia común, organizada o de cuello blanco que nos tiene de rodillas? En siglo 21 creemos firmemente que un mundo mejor es posible. POR UNA NACIÓN JUSTA, DIGNA Y SOLIDARIA