Columnas

El deporte nacional (ojo, no es el fut)

Por: Alejandro Palmieri Waelti

Memes.  Insultos.  Idiotas.  Más pura mierda sos vos.  Negro.  Canchito.  Hueco.  Oligarca.  Mariscal Zavala.  Anticomunista.  Comunista. Extrema derecha. Extrema izquierda.  Facho.  Progre.  Contratista del Estado.  Mamón.  Corrupto.  Vendido.  Netcenter.

Escoja el que más le guste o disguste.  Se puede reír o se puede ofender.  Hay de todo y para todos y al final es pura descalificación.  Pareciera que en nuestros días, la razón es algo que se valida con likes en Facebook o Twitter.  Lejos quedaron las argumentaciones con contenido de José García Bauer y Jorge Skinner-Klee, por mencionar un par.  Ahora lo que importa es quién tiene más likes o seguidores.

Algunos, en nuestro espacio en medios, expresamos nuestro pensamiento de acuerdo a nuestra educación, ilustración y experiencia, pero ahora resulta que nos critican por ser defensores de la libertad individual y confiar en el libre comercio; con el simple descalificativo -según ellos- de “derechistas” desechan nuestra postura in limine.  Claro, luego se quejan cuando descalificación similar es aplicada a ellos.

Para mientras, la “lucha contra la corrupción” continúa y la gente sigue igual.  Pregúntele a su vecino de cubículo en el trabajo o compañero de viaje en la camioneta si su vida ha mejorado con los shows mediáticos de capturas, juicios interminables, conferencias de prensa, etc.  No.  No ha mejorado y por el contrario, ha empeorado.  ¿Se preguntan los apologistas de la Cicig y de sus abusivos procedimientos por qué ha ganado terreno en la gente el rechazo a la Cicig?  Yo me atrevo a responderles: porque leen la cantidad de millones que ha recibido la Cicig para su funcionamiento, los jugosos sueldos libres de impuestos, etc. y el pueblo no ve un céntimo de beneficio.  Así, no hay diferencia entre el latrocinio de los políticos corruptos y la lucha contra esa corrupción.

Algunos nos acusan de no apoyar la lucha contra la impunidad, ¡por supuesto que estamos de acuerdo con la lucha en contra de la impunidad y la erradicación de prácticas corruptas!  Con lo que no estamos de acuerdo es con los espejitos y cuentas de vidrio que nos siguen queriendo vender algunos extranjeros luego de más de 500 años.

Entre el malinchismo de muchos y el periodismo al peor estilo de Winchell de algunos medios que se dedican -algunas veces extorsivamente- a destrozar personas y reputaciones esta sociedad no va a ningún lado.

La descalificación personal, lamentablemente, es de ambos lados.  Al final, yo me decanto por la defensa de la libertad y de los derechos individuales.  Puede que usted no esté de acuerdo conmigo y está en su derecho, pero es solo gracias a esa libertad que usted y yo podemos debatir y criticar.  ¿Podríamos, por ejemplo, criticar sin consecuencias al régimen en Cuba, Venezuela, Corea del Norte o Turquía? No.  Esa libertad que gozamos y de la cual algunos abusan es solo gracias a una República democrática que puede tener grandes defectos, pero es libre.  Si usted prefiere la bota en el cuello de un régimen que reparte equitativamente miseria -salvo al politburó, claro está- busque azules horizontes en aquellos países y luego me cuenta.  Si usted quiere libertad con responsabilidad, ¡constrúyala! porque sus críticas como las mías, son permitidas. Si quiere descalificar, también está en su derecho, pero más pronto que tarde se va a quedar sin seguidores y likes; eso en los tiempos de las redes sociales el olvido y el olvido, dicen, mata más que la muerte.

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