Editoriales

El obscurantismo del siglo XXI

Ayer, durante la sesión en el Congreso, el diputado Mario Taracena, nuevamente salió con otro de sus arrebatos, al insultar a la figura del Presidente Constitucional de la República. Taracena piensa que, con el hecho de gritar, insultar y por demás decirlo, al comportarse como el verdadero PATÁN que es, va a lograr más adeptos para su partido o sus intereses, que ya son conocidos por la ciudadanía consciente. Este mal guatemalteco, cree que es el inmaculado, cuando todo mundo sabe de sus andanzas durante los muchos años que ha estado enquistado en el Legislativo.

Es lamentable que personas como este mal guatemalteco, sigan impunes ante la justicia, mientras otros sí son perseguidos. La SANTA INQUISICIÓN se hace la loca en torno a las demandas de corrupción, presentadas contra Taracena, si esto no es estar coludidos e impartir justicia selectiva, entonces ¿cómo se le puede llamar?

En el país del realismo mágico, nuevamente se realiza otro show mediático. El viernes recién pasado el Ministerio Público y la CICIG, reveló otra estructura de corrupción, supuestamente destapada por el personaje Juan Carlos Porras Zadik, quien supuestamente fue capturado, enjuiciado, sentenciado y liberado este mismo año, y ahora viene a dar a conocer los mecanismos de corrupción en donde señala a empresas como CLARO, donde él laboró, TIGO y otras más que financiaron la campaña electoral de Alejandro Sinibaldi.

Porras Zadik, atrae la atención pues NUNCA se supo de su captura, su juicio y sentencia y las causas de su liberación posterior y es increíble que todo esto se haya realizado en un tiempo tan corto, pues como el simple ciudadano ha observado, EL SANTO OFICIO, se ha caracterizado por llevar casos por dos o más años sin haber logrado una sola sentencia en los casos catalogados como de ALTO IMPACTO.

¿Qué intereses mueven al Santo Oficio, al hacer una persecución selectiva de la corrupción? ¿Por qué unos son perseguidos y otros no? Como es el caso de la UNE y Taracena. ¿Por qué empeñarse en acusar y fabricar pruebas de casos que son violatorios de la Constitución Política de la República y de la libre emisión del pensamiento?  ¿Será acaso que ellos son los más interesados en generar el caos para cambiar sus intereses para que nada cambie?.

Las preguntas sin respuesta que todos nos hacemos, despiertan suspicacias que no nos traen la certeza jurídica que todos los guatemaltecos necesitamos, para desarrollar nuestro trabajo en un ambiente de paz y concordia, en la búsqueda verdadera del desarrollo y el progreso, en la consecución del bien común. Mientras el estado de caos en el que nos tienen imbuidos continúe, más se acentúan las causas que darán origen a peores males, como lo que ya inicia con linchamientos, revueltas y otras cosas que pareciera, son el objetivo de los personajes que creen que son los titiriteros que conducen a este bello país hacia el hundimiento, pues no parecen tener interés en que exista un verdadero Estado de Derecho, solo responden a ordenes obscuras que pretenden mantenernos en el OBSCURANTISMO MODERNO, en pleno siglo XXI.

Por una Nación Libre Justa y Soberana.