10 AÑOS DE CICIG, ¿cuántas condenas?
El día de ayer, un buen amigo en Facebook expresaba su preocupación con el tema de los diez años que lleva CICIG en nuestro país, y las pocas condenas que se han logrado en ese tiempo de los casos que han salido a la luz. La CICIG no puede condenar, eso está claro, son los tribunales. Pero creo que es válido el preguntarse sobre la eficiencia de dicha entidad y de nuestro sistema de justicia, ya que los resultados, por equis o ye, han sido escasos.
La página de CICIG incluye veinte (20) sentencias condenatorias en procesos que ha apoyado CICIG, algunas son: “Caso Alcalde”, “Caso Amatitlán”, “Caso Pavón”, “Caso Rosenberg”, “Caso Musa”. Si hablamos del Caso Rosenberg y Musa, en particular, es terrible poder afirmar que el caso se resolvió y se hizo justicia, desde el momento que todo se realizó con testigos falsos y que al final, el autor intelectual nunca se juzgó y en muchos casos, ni se encontró con evidencia certera.
Queda claro que, aún con el apoyo de CICIG en los diferentes casos, nuestro sistema de justicia está colapsado por la corrupción que reina en el Organismo Judicial. Las investigaciones se realizan, pero no pasan de eso, por contar con un sistema corrupto dentro del Organismo que no permite que pase más allá de meras acusaciones. Se ha convertido en un circo mediático tipo películas de la mafia y el FBI en donde se llega a traer al dueño de la empresa con todo un armamento para “mandar un mensaje a los poderosos”. Pero donde, tristemente, no pasa de mensaje porque muy pocos casos lograr sentencias condenatorias. Ya lo del debido proceso es otro tema.
Por supuesto, hablar de la CICIG como una sola entidad en todo este tiempo es imposible, desde el momento que ha habido diferentes personas que representan a la misma. Carlos Castresana no es comparable con Ivan Velásquez, de eso estamos claros. Por lo que la forma en que se llevaron los casos en cada mandato es completamente distinta. A Velásquez, se le ha aplaudido desde el momento en que mediáticamente se convirtiera en un héroe junto a Thelma Aldana, por develar el caso La Línea, que logró evidenciar lo corrupto y asqueroso que pueden ser las estructuras criminales dentro del Gobierno, a niveles tan altos y descarados como el propio presidente. Sin embargo, esta notoriedad y apoyo cultural lo hicieron creer que podía empezar a intervenir en una serie de temas que están completamente fuera del porqué de la CICIG, presionando por la aprobación de las Reformas, por ejemplo.
La CICIG es un mal necesario, estoy de acuerdo. Y digo un mal, porque nos deja mal parados como país, al gritarle al mundo que tenemos un sistema de justicia tan malo y tan corrupto que necesitamos a una entidad externa que venga a hacer el trabajo por nosotros. Sin embargo, debemos cuestionarnos, si es eficiente contar con el apoyo de esta Entidad para solo ir a enterrar al sueño de los justos los casos que no pasan de ser novelas mediáticas súper virales, a justicia real y pronta como la que quisiéramos para nuestra Guatemala.