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“La mano que mece la cuna”

“La mano que mece la cuna”, es un thriller psicológico norteamericano. De manera suscinta, esta película de intriga, es la secuencia de una sed de venganza enfermiza de una madre que perdió a su hijo antes de darlo a luz y el desprestigio profesional de su marido, siendo un ginecólogo destacado. Ella culpa a otra madre de ser la culpable de este desastre, sin que en realidad lo sea. Busca con astucia introducirse en la casa de su “enemiga” como niñera. Al final casi logra su objetivo a través de un proceso  maquinado  de vengar su infortunio.

Esta cinta fue inspirada en el poema: “La mano que mece la cuna es la mano que gobierna el mundo”, del poeta norteamericano William Ross Wallace escrito en 1865. Es una pieza lìrica dedicada a la madre. Son ellas, dice, “quienes están posicionadas estratégicamente para nutrir al hijo”. Lo que se traduce en un elogio a las madres, lo cual està inspirado en el afecto y  sentimientos traducidos en la entrega y resguardo del nuevo vástago de la familia. “Las madres, dice un periodista chileno, tienen el poder de cambiar el mundo porque ellas educan a los líderes del futuro”.

¿A què viene recorrer este espacio del cine y la poesía  en un mundo cada vez màs atribulado y a su vez, manipulado? Procurando utilizar el concepto de analogía, me atraverìa a decir, que esa “mano que mece la cuna” es el meneo de la conciencia colectiva,  dirigida por quienes tienen el control de los medios de comunicación, cada vez màs penetrante en nuestra sociedad  enajenada e ideologizada en la que  habitamos.

Desde hace décadas algunos semiólogos y estudiosos de la comunicación, nos han advertido sobre los sesgos ideológicos de la prensa escrita, radial, televisiva y hoy a través de toda la gama del espacio digital. Los valores culturales que antes se mamaban en la casa, se  desvanecen en las pantallas que atrapan a la niñez desde temprana edad.

Los medios  perfilan ideales de ser humano de acuerdo a ideas de los grandes consorcios que hoy educan a la sociedad  y se encaminan los programas para esculpirlos de una forma  que puedan ser digeridos y  asumidos como propios, sin que necesariamente pertenezcan a sus propias tradiciones valorativas. Hay nuevos héroes, escala de valores,  cultivo de conductas y actitudes. Mediatizar un hecho, significa sobredimensionar lo que en realidad acontece. Ahí, el ejemplo de la violencia que al convertirlo en problema gravìsimo,  genera  desconfianza como actitud defensiva respecto al otro.

Silenciosamente esa “mano que mece la cuna” de la conciencia colectiva, juega con  astucia  para hacernos creer que lo que dicen los medios, es la verdad, de la cual no se puede dudar, como aquellos consejos que da la madre al hijo, cuando lo quiere encaminar en la vida. En la madre hay afecto e ilusiòn, en la prensa  manipuleo de la razón.

El adecuado camino ètico de esa “mano invisible”  de la conciencia colectiva, debería orientarse a despejar las nubes de los ojos, para que estos vean la claridad del dìa y puedan   discernir con objetividad.