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Importancia de las reglas económicas y clima de inversión en la Economía Social de Mercado

Este artículo trata sobre la importancia de las reglas económicas y el clima de inversión, desde la perspectiva de la escuela de pensamiento conocido como la Economía Social de Mercado.

La Economía Social de Mercado (ESM) aboga por una economía de libre mercado con mecanismos de compensación social, principalmente mecanismos establecidos por el Estado en su función de proveer políticas públicas subsidiarias y solidarias. Se vale enfatizar que, si no por eficiencia económica, una sociedad moderna y civilizada de igual forma necesita pragmáticamente de políticas públicas percibidas como solidarias para impedir una lucha de clases y la inestabilidad social.

La estabilidad social es clave para que un país tenga un buen clima de inversión. La lucha de clases va en contra de la estabilidad social que un buen clima de inversión necesita, ante todo. En este sentido, la Economía Social de Mercado reconoce que la iniciativa privada, a final de cuentas, financia todas las metas sociales que la sociedad pueda tener y querer alcanzar por medio de acción estatal.  De esa cuenta, la estabilidad social es necesaria para que se de un buen clima de inversión, del cual depende la creación de empleo, la generación de riqueza, y todo lo bueno que se desprende de ello.

La Economía Social de Mercado aboga, ante todo, por reglas claras de parte de un Estado en pro del Mercado.  Bajos los preceptos de la Economía Social de Mercado, esto se hace para que el mercado pueda funcionar acorde con sus principios económicos básicos competitivos, que son los que garantizan el beneficio común a los consumidores.  Cuando hay competencia, las empresas sirven el bien común, persiguiendo sus intereses particulares.

En todo esto, pesa de manera primordial, las reglas claras.  La Economía Social de Mercado enfatiza mucho la importancia de los ordenes económicos, políticos y sociales.  En cuanto al orden económico, lo que propone es reglas claras.  Esto se puede comparar con con las reglas de un juego. Todo juego, por ejemplo, baloncesto o boxeo, se basa en un conjunto de reglas que todos los jugadores deben de conocer … antes de comenzar. Tales reglas especifican pautas sobre que la posible conducta de los participantes del juego. Siguiendo las reglas, y aplicando su propia iniciativa y tomando sus propias decisiones, se dan los posibles y actuales resultados del juego.  Las reglas claras no nos lleva a resultados específicos.

Bajo la óptica alemana de la Economía Social de Mercado, en la concepción original de Ludwig Erhard, Doctor Honoris Causa por la Universidad Francisco Marroquín, las reglas básicas son de disciplina fiscal, disciplina monetaria, y regulaciones pro mercado, no anti mercado.  Antes de proceder, conviene lamentar que las reglas generales Ordoliberales no se han respetado, en ningún país del mundo.

Guatemala es un caso ejemplar de la falta de los pilares básicos necesarios para un buen clima de inversión.  No hay reglas claras, en primer lugar.  Podemos tomar dos casos ejemplares, los casos de la hidroeléctrica OXEC y la Mina San Rafael.  En cada uno de estos casos, la empresa obtuvo legalmente, del gobierno, el permiso de operar en el país. El Estado de Guatemala tenía la obligación, según el Convenio 169 con la Organización Internacional de Trabajo, de llevar a cabo consultas con pueblos indígenas aledaños a los proyectos de inversión.[1] El Estado, se dice, no realizo la consultas debidas, por lo que la Corte Suprema de Justicia resolvió suspender las operaciones de ambas empresas.  La Corte de Constitucionalidad luego decidió dejar en operaciones a OXEC mientras el caso se resolvía, mientras resolvió no dejar operar a la Mina San Rafael mientras su caso se resolvía.  La falta de congruencia legal en estos dos casos representa en concreto una falta de reglas claras.  Tal aberración debe considerarse fuera de lugar desde la óptica de la Economía Social de Mercado.  Las reglas deben de ser claras y conocidas por todos ex ante.  De lo contrario, reina la arbitriariedad, la incertidumbre, lo cual milita en contra de la inversión.

[1] Cabe recalcar que en ningún momento las empresas mencionadas excluyeron a los pueblos aledaños a sus proyectos de inversión. Asimismo, vale enfatizar que la obligación de realizar dichas consultas son del Estado guatemalteco, bajo los mismos tratados que obligan a hacer dichas consultas. 

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